"Je est un autre", aquí, en la orilla del mar, en Torremolinos, como Rimbaud iluminó una de sus cartas. "YO ES OTRO". No un "yo soy otro" o el "soy un fue, y un será" de Quevedo. No, "Yo es otro". Y esto quiero encontrar. Destramar las sombras que otros me inventan, que otros me dictan en la narración de mi vida; desleerlas en los garabatos de la luz del sol, diáfana, trémula, mañanera, como si escribiera sobre el vaho delicuescente de este espejo del Mediterráneo.
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