“Todos huimos de algo. Algunos huyen del
pasado, pero la mayoría intentamos huir de nuestro destino.”
“El
día que se perdió la cordura”, (Suma de letras, 2017), del malagueño Javier
Castillo, es una inyección de adrenalina en vena, la que penetra vorazmente
por los ojos, recorriendo y acentuando con tensión los sentidos; anulando,
absorbiendo la atención, el interés, enajenando de cualquier otro asunto que no
sean sus páginas, el descubrimiento de una tras otra, de su historia, en una lectura
presurosa que no puedes dejar, desde el mismo comienzo hasta el final; casi
desquiciando al lector, precisamente situándolo casi al borde de perder la
cordura, por una trama pura, contundente, macabra, directa, muy compleja e
inasimilable o inasumible, aunque urdida con una perspicacia y habilidad
magistral, de capítulos cortos, descripciones meridianas, de diálogos precisos,
de acción a raudales, hasta un término… Un thriller perfecto.
Sinopsis:
“Amor, odio, destino,
extrañas prácticas, intriga y acción trepidante inundan las páginas de la
primera novela de Javier Castillo convertida en el fenómeno editorial del año.
«A veces el destino
nos pone a prueba para que sepamos que existe».
Centro de Boston, 24
de diciembre, un hombre camina desnudo con la cabeza decapitada de una joven.
El doctor Jenkins, director del centro psiquiátrico de la ciudad, y Stella
Hyden, agente de perfiles del FBI, se adentrarán en una investigación que
pondrá en juego sus vidas, su concepción de la cordura y que los llevará hasta
unos sucesos fortuitos ocurridos en el misterioso pueblo de Salt Lake
diecisiete años atrás.
Con un estilo ágil
lleno de referencias literarias -García Márquez, Auster, Orwell o Stephen King-
e imágenes impactantes, Javier Castillo construye un thriller romántico narrado
a tres tiempos que explora los límites del ser humano y rompe los esquemas del
género de suspense.”
“La casualidad no es más que el destino
disfrazado de inocencia.”
Sin embargo, “El
día que se perdió el amor” (Suma de letras, 2018), la continuación de Javier
Castillo a “El día que se perdió la cordura”, es una novela innecesaria,
prescindible. Quizás por la reiteración, por un tejido argumental idéntico al
anterior volumen, con los mismos usos y elementos y juegos narrativos. También,
justo es reconocerlo, de una consideración negativa apoyada por una lectura
inmediata a la finalización de la otra, de la novela predecesora, lo que puede
ser una rémora, hastío, un problema. Por tanto, por esto, resulta imposible
conjeturar si esta novela hubiera valido por sí sola, sin su brillante precedente,
en una narración sorprendente, trepidante y muy entretenida. De ahí, pues, lo
de reiterada, innecesaria y prescindible.
Sinopsis:
“Después del éxito
arrollador de El día que se perdió la cordura, con una gran acogida
internacional, Javier Castillo llega con una nueva novela que explora los
límites del amor.
«A veces el amor te
pone en el camino equivocado para que sepas cuánto duele».
A las doce de la
mañana del 14 de diciembre, una joven llena de magulladuras se presenta desnuda
en las instalaciones del FBI de Nueva York con varias notas amarillentas en la
mano. El inspector Bowring, jefe de la Unidad de Criminología, intentará
descubrir qué oculta la joven y su conexión con otro caso, el de una mujer que
aparece decapitada horas más tarde y cuyo nombre coincide con el que estaba
escrito en una de las notas. A medida que avance en la investigación se dará
cuenta de que este caso abre antiguas heridas difíciles de cicatrizar.”
“Cuando caminas entre dos mundos, el
único modo de permanecer en el centro es tirando de los extremos.”
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