No le faltaba razón a William Shakespeare cuando dijo: “Buena compañía, buen vino, (en este caso café y té), buena bienvenida, (aunque nos habíamos visto antes y ya se habían cumplido días, semanas de su regreso) pueden ser buenas personas.”
Pequeños momentos que escriben una memoria infinita, una médula de amistad y generosidad. Más porque se abren a la posibilidad, otra, necesaria, certera, del reencuentro. Todavía mucho por contarnos. Bien hallados, Paqui y José María. Amigos.
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