miércoles, 26 de febrero de 2025

"OTRA NOSTALGIA"

 


Aunque no ha sido nada, un flojo chirimiri, solo unas gotas, la tarde trajo la nostalgia de otra lluvia, más generosa o profusa, de otro momento, de otro mustio atardecer de otoño. En la Alameda, (mi) alameda franciscana, de nuevo, inevitablemente o en esa memoria circular que allí siempre (me) lleva, (me) acoge y (me) despierta. En otra fotografía que no (me) ha sido difícil encontrar en la alforja de mágicas ventanas de un teléfono móvil. Y a poco que el pensamiento o el deseo o una corazonada, imprevista, intensa, irremediable, (me) ha hecho retroceder o desatar, destensar sin esfuerzo para liar en una espiral ancestral a una línea del tiempo o a esa pretérita que discurre ahora. Piedras o coaguladas cenizas de unas quemas de lo innecesario necesarias; mármol o guías de cuadrículas lineales y muertas, por definidas, cerradas; hojas, un desorden de hojas caídas de los altos y espigados álamos, confusas islas, cordilleras en una accidentada geografía líquida, herrumbres de cornucopia, manchas de gracia infusa, helados alientos en una luna vespertina. Hojas o tildes de otoño que no se ahogan, no naufragan, flotan como letras, juegan como notas mojadas, no mudas, apuntes a la deriva a pie de escena. Hojas en la lluvia, en el agua, en un charco, en una aspiración de océano, en un mar de lágrimas, de contento y de tristeza, en lo que solo es una irregular inmensidad por su contenido de cristal y abismal belleza. Un espejo. Es un espejo y porque su reflejo, como la nostalgia, como esta nostalgia, es solo recuerdo, un recuerdo de (mi) Vida. 

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