sábado, 23 de julio de 2016

DEJADNOS VIVIR EN PAZ



Y digo yo:

Si estos integristas o fundamentalistas o rigoristas islámicos, aceptando a regañadientes estas perífrasis por no nombrar lo que son: enfermos homicidas, no tienen miedo a la muerte y porque creen esperarles, tras su amargada vida y dobladas las rodillas y con la barbilla en el suelo, un paraíso colmado de placeres, la satisfacción para cada deseo, tan inflexibles como se empecinan con su delicado y perturbado credo, ignorantes de sus renglones torcidos, de la letra pequeña de la revelación; por qué no nos hacen a los demás un favor y se lo hacen de manera fácil y rápida a ellos mismos, perpetrando una auto inmolación colectiva o yihadista o como más les plazca designarla, en algún lugar desértico y apartado de Irak o Afganistán o Sudán o en algún sombrío lugar predilecto del oriente medio, o en su soledad íntima y domiciliaria, sean lobos o ratas. Apartarse. Y toda vez negados al otro islam (sometimiento) de la psiquiatra y la educación para curar las heridas de sus cabezas y almas. Quitarse de en medio, deshacer el velo negro que imponen sobre la luz, y con ello garantizarse su inmediato tránsito sin destrucción ni sangre diferente; y forjar allá o en el más allá o como quieran o codicien estar en esa ingenua quimera, o postrados al dios que sea erigido a su imagen y deformidad ética e intelectual, a morirse tal cual aspiren, pero dejándonos a nosotros vivir aquí en paz. Vivir en paz. Con seguridad no lo hacen ya que tienen miedo y se sirven de la muerte de inocentes para insuflarse de un valor y una turbia fe que no poseen. Su miedo tiene que seguir teniendo la respuesta en la lucha en pos de nuestra libertad. Las condolencias a los familiares de los inocentes asesinados en Múnich, asesinados por asesinos, no hay singular ni menos singularidad, que deberían aplicarse su paso sin ruido al Yanna y no luego a su gratuita barbarie.

F.J. Calvente


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