Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



sábado, 4 de junio de 2016

LIBROS QUE VOY LEYENDO: "El silencio de la ciudad blanca" de Eva Gª Sáenz de Urturi

“Comencé a entender que la realidad y la ficción eran hermanas gemelas, una se retroalimenta de la otra”



 “¿Te gustó la trilogía de Dolores Redondo de Baztán?” “Por supuesto, espléndida” “Misterio, crimen, mitología, investigación policial, leyendas… Entonces no te va a defraudar “El silencio de la ciudad blanca” (Planeta, 2016) de Eva Gª Sáenz de Urturi” “¿Tan buena te ha parecido?” “Mucho más…Verás… Desde el inicio ya te impacta la novela, no solo porque sabes de antemano que el misterio o crimen que fuese va a ser descubierto, dilucidado, sino que el narrador, su protagonista, está a punto de ser desconectado de los aparatos médicos que lo mantienen con vida tras su última investigación, de la que hablará el libro” “Interesante” “Hay más…”:

 «Una ciudad aterrorizada por el regreso de unos asesinatos rituales. Un experto en perfiles criminales que esconde una tragedia. Un thriller hipnótico cuyas claves descansan en unos misteriosos restos arqueológicos»

“Tasio Ortiz de Zárate, el brillante arqueólogo condenado por los extraños asesinatos que aterrorizaron la tranquila ciudad de Vitoria hace dos décadas, está a punto de salir de prisión en su primer permiso cuando los crímenes se reanudan de nuevo: en la emblemática Catedral Vieja de Vitoria, una pareja de veinte años aparece desnuda y muerta por picaduras de abeja en la garganta. Poco después, otra pareja de veinticinco años es asesinada en la Casa del Cordón, un conocido edificio medieval.
El joven inspector Unai López de Ayala —alias Kraken—, experto en perfiles criminales, está obsesionado con prevenir los crímenes antes de que ocurran, una tragedia personal aún fresca no le permite encarar el caso como uno más. Sus métodos poco ortodoxos enervan a su jefa, Alba, la subcomisaria con la que mantiene una ambigua relación marcada por los crímenes… El tiempo corre en su contra y la amenaza acecha en cualquier rincón de la ciudad. ¿Quién será el siguiente?
Una novela negra absorbente que se mueve entre la mitología y las leyendas de Álava, la arqueología, los secretos de familia y la psicología criminal. Un noir elegante y complejo que demuestra cómo los errores del pasado pueden influir en el presente”

Y no me ha defraudado, he disfrutado muchísimo de esta novela. A partir del anterior diálogo con una amiga, “Y en una conversación manda, por derecho propio, el que menos habla”, más estimulado al leer la sinopsis editorial de arriba, y luego aprovechando cualquier momento, por nimio que fuese, para retomar la lectura, ha sido un viaje trepidante, ininterrumpido y extraordinario por sus 480 páginas, del que una vez iniciado era imposible bajarse ante la fascinación de su trama original, sorprendente, entretenida y magistralmente construida. Una autora, además, a la que voy a tener a partir de ahora muy en cuenta, por su estilo directo, sencillo y cuidado; estilo con el que ha logrado tejer una atmósfera intrigante y sugestiva, turbadora, por los asesinatos singulares de un asesino en serie frío e inteligente; urdiendo a que sospechemos de todos los personajes, arduo lograrlo; entremetiendo perfectamente la investigación policial con la intimidad de los mismos, y al igual que el maridaje del misticismo, de lo legendario, con un romanticismo difícil e incierto o con los fantasmas interiores. Desde el mismo comienzo, decía, la tensión va “in crescendo”, erigiendo un espantoso y oscuro galimatías policial que los hechos, la serie de crímenes, se encargan de ir desmontando capítulo tras capítulo, atrapándonos en una perplejidad alterada, pero encantadora, adictiva, hasta un final espectacular que retoma el origen chocante del relato.

Del mismo modo, es de agradecer a la autora el interés que deja en el lector por conocer Vitoria-Gasteiz, o al menos en mí y ya que me he visto con la lectura inmerso en una original visita guiada o tour por la ciudad, por su historia, por su patrimonio, desde el recorrido argumental de los crímenes rituales, iniciándose por la prehistoria (dólmenes), continuando por otras épocas y por sus monumentos más identificativos: la Muralla Medieval, la Catedral Vieja, la Casa del Cordón, la balconada de la Virgen Blanca… Un preciso retrato, muy visual, que trasciende del pintoresquismo por sus gentes, sus creencias, fiestas, gastronomía, comercios… no sabía hasta ahora, por ejemplo, qué son las cuadrillas, pandas de amigos desde temprana edad y que mantienen una relación tan estrecha como una familia…; y así por otros rasgos o detalles curiosos, típicos, en un formidable trabajo de ambientación y documentación de la escritora. “Yo creo que lo que vale en estas tierras es ser bueno y además parecerlo”. Documentación que también se extiende, con rigor, en la investigación policial.

“El silencio de la ciudad blanca” es, más que una novela negra, una novela de personajes en torno a una trama criminal. Tanto es así que la autora tiene mimbres para crear con muchos de ellos, por la singularidad y caracterización de los mismos, otras y propias novelas. Ahí están, a mi consideración, el abuelo del protagonista principal, como un atávico custodio de la sabiduría popular alavesa, o los controvertidos gemelos, Tasio e Ignacio, e incluso los dos hackers, una mujer mayor, Golden, y un chico, MatuSalem. Ello, por de contado, del personaje principal, Unai, quien arrastra una tragedia personal que le hace buscar el consuelo en su trabajo. “No es que me creyese un héroe, es que me gustaba dejar el universo como estaba. Sin muertes que ocurrían cuando no tocaba, simplemente eso. Entendía el lógico mecanismo que se escondía tras el orden natural de las cosas, incluso de las muertes: un accidente, la enfermedad, la vejez… Pero nada de tipos retorcidos haciendo trampas para que la Guadaña llamase a la puerta de inocentes antes de tiempo”. El antihéroe que convence y con el que nos sentimos identificados en una heroicidad, aquí sí, en su tarea de dilucidar los asesinatos y detener al “serial killer”.

“Sé que te metiste en Investigación Criminal porque crees que los asesinatos se pueden prevenir, que tú puedes prevenirlos”

Unai, “Kraken”, cuenta con un apoyo importante, Estíbaliz, compañera con la que se entiende a la perfección y a pesar de ciertas circunstancias personales que enturbian la relación o su deber.

Ambos éramos jodidamente buenos cerrando casos, aunque no tan buenos siguiendo las reglas. Cargábamos con más de un apercibimiento por desobediencia, así que habíamos aprendido a cubrirnos. Respecto a seguir las normas… estábamos en ello

Y rizando el rizo, para complicar aún más la historia, o las historias, el romanticismo, la pasión surgida entre Unai y Alba, la nueva subcomisaria, en una tensión terrible por precisar los límites entre el amor, la fuerte atracción, con la obligación, el trabajo entre jefe y subordinado; una relación que tienen que guardar en secreto, ella está casada, pero de la que sospecha Estibaliz, y la que degrada la misma naturaleza de su efusión por las miserias de las circunstancias y del compromiso, lo cual también incide en la investigación de los asesinatos rituales.

“Exudáis una especie de hormonas cuando coincidís en comisaría que hace imposible la respiración. Es algo químico, muy animal”

Ni decir tiene que estas sub-tramas en torno a los actores cardinales, dan mayor caracterización a los mismos y, por supuesto, profundidad a la trama; y con ella, o en ella, para incentivar el entusiasmo y enredo del lector. Nada tiene que ser sencillo. Todo es relevante.

“Por primera vez fui consciente de estar leyendo por fin la novela que el asesino estaba escribiendo para los iniciados que supieran verlo: cada doble crimen era un capítulo”

La historia está narrada en primera persona por Unai, “Kraken”, con un ritmo sostenido, atrayente, que repunta al final de una manera, aunque inesperada, intachablemente perfilada, intensa, con giros insospechados que hacen más incitante el argumento y su lectura. La narración del protagonista está intercalada con otra historia anterior, concretamente empieza en el año 1969, alrededor de Blanca Díaz de Antoñana, el doctor Urbina y… diré que fundamental para conocer la motivación de la serie de asesinatos.

En definitiva, una novela de argumento bien hilvanado, de un espectacular recorrido por la ciudad de Vitoria, por su historia, tradiciones y fantasías, que provoca con querer releer la novela en sus calles, plazas, bares, por sus fiestas… Reitero que para ello la autora se sirve de una prosa ágil, sencilla, cercana, muy visual... Muy buena y recomendable novela.


“Cuando el que se pone a matar en cadena es un puñetero genio, solo puedes rezar para que tu bola no salga del bombo dorado y el niño de turno no cante tu número con voz temblorosa”

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