Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



domingo, 18 de junio de 2017

LIBROS QUE VOY LEYENDO: "Escupiré sobre vuestra tumba" de Boris Vian

"... estoy convencido de que no se puede conservar la lucidez y creer en Dios al mismo tiempo, y yo tenia que estar lúcido"



No me ha sido grato conocer al escritor francés Boris Vian en un estilo negro, excesivo, muy americano de los años 40, en "Escupiré sobre vuestra tumba" (El País, Serie Negra, 2004). Novela escrita en 1946 bajo el pseudónimo de "Vernon Sullivan", probablemente no muy decidido su autor, no tan osado y franco ante la brutalidad del relato y por mucho que intentará abrir conciencias a hachazos sobre el racismo hacia el hombre negro "aprobado así por la justicia". 


"Lee Anderson es un afroamericano (albino) que llega a un pueblo donde los jóvenes están sedientos de alcohol y sexo. Trabajando como vendedor en una librería, Lee oculta un secreto: la única razón por la que está allí es para vengar la muerte de su hermano, que murió linchado y colgado por haberse enamorado de una mujer blanca."


Un relato caótico, sin orden ni concierto, enorme y gratuitamente violento, crudo,  (prohibido por considerarse pornográfico e inmoral, Vian fue condenado por ultraje a la moral y las buenas costumbres), sin profundidad en el terrible problema que pretende criticar del racismo sureño estadounidense, con personajes o esbozos de estos nada definidos, ausentes, nada creíbles, y con una trama, predecible y plana, sobresaltada por una crudeza innecesaria de sexo y violencia. Vian
escribe como si diera puñaladas al papel, con una claridad confusa, sí, sencilla y complicada, también, directa; pero con esa fracasada intencionalidad de despertar el interés, de molestar, de criticar, de provocar al lector, y al que considero se le pasó la mano en su transgresora decisión. 


Lo mejor de la novela: su brevedad. Lo peor: ya se ha dicho. Es mi opinión. 


"Los del pueblo le colgaron igual, porque era un negro. Su pantalón seguía formando en la entrepierna un bulto irrisorio"

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