Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



domingo, 17 de septiembre de 2017

ESTA INESPERADA MORRIÑA...



- Soy esa torpe intensidad que es un alma.

- ¿También te parece? 

- En exceso,  maestro Borges. 

- Entonces, joven ... ¿A qué se debe la pausa contrariada de su suspiro?.

- Un instante de melancolía, en el que he recuperado esta imagen junto a la encina, en el mirador de la Laguna de Fuente de Piedra. No hay evocaciones sin un objeto que las guarde. Ahora, inesperadamente, echo en falta el lugar, la compañía, la calma esquiva,  y alguno de esos momentos en los que en mi alma intercambiaba torpeza por eternidad...

- ¿Hace un mate?.

- Mejor un güisquicito, maestro.

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