“Me puse de pie. Por un momento volví a ver a Gloria sentada en aquel banco del muelle. La bala acababa de darle en la sien; ni siquiera había empezado a manar la sangre. El fogonazo de la pistola aún le iluminaba la cara. Todo simple como el día. Ella estaba relajada, cómoda por completo. El impacto de la bala le había impulsado un poco la cabeza hacia el otro lado; yo no tenía una visión perfecta de su perfil, pero sí alcancé a ver la cara y los labios con la claridad suficiente para saber que estaba sonriendo.”
Un clásico de la novela negra, que se lee de un tirón, tan entretenida, ágil y cautivadora, en una tarde, en unas horas. "¿Acaso no matan a los caballos?" (1935. El País, 2004) de Horace McCoy. Existe una magnífica versión cinematográfica de 1969, "Danzad, danzad, malditos", dirigida por Sydney Pollack y con una espectacular Jane Fonda. Si bien, se recomienda primero leer el libro, indudablemente. Un soberbio drama, oscuro, asfixiante y amargo.
Sinopsis:
"California, 1932. Movidas por la pobreza en que las ha sumido la Gran Depresión, miles de personas llegan a la meca del cine dispuestas a luchar por una vida mejor, pero la única alternativa que queda para muchas es participar en los grotescos maratones de baile que, a cambio de siete comidas diarias, alojamiento y breves descansos, prometen sustanciosos premios en metálico. En uno de esos concursos participan Gloria y Robert, y lo que para ambos comienza como una desesperada forma más de ganarse el pan, acaba convertido en una tragedia."
"¿Qué podía yo decir?... Todos los asistentes sabían que yo la había matado; la única persona que habría podido ayudarme también estaba muerta. Por tanto, allí estaba yo en pie, mirando al juez y negando con la cabeza. No tenía nada que alegar.
- Pida clemencia al tribunal -dijo Epstein, el abogado que designaron para defenderme.
- ¿Qué decían? -inquirió el juez.
- Su Señoría -dijo Epstein-, pedimos clemencia al tribunal. Este joven admite haber matado a la chica, pero únicamente para hacerle un favor".
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