“Lo imposible no puede haber sucedido;
luego lo imposible tiene que ser posible, a pesar de las apariencias.”
Aprovechando que aún
no había visto la película de Kenneth Branagh de 2017, tomé un ejemplar (Planeta-DeAgostini,
1993) de uno de los clásicos por antonomasia de la novela negra, “Asesinato en
el Orient Express” de Agatha Christie, y releí esta extraordinaria aventura
literaria acompañando al célebre detective Hercules Poirot, con la misma
satisfacción y emoción que las veces anteriores. Luego, por cuanto respecta al
film, a la versión de Branagh, decepción. Una película, a pesar del reparto (el
mismo Kenneth Branagh y al que no se termina de ver en el papel de Hercules
Poirot, Penélope Cruz, Willem Dafoe, Judi Dench, Johnny Depp, Michelle
Pfeiffer, Derek Jacobi…), de su espectacular escenografía y artificios visuales,
desengaña y desencanta, bastante; acaso, siendo ya la trama de la novela
perfecta e irrefutable, no se entiende ese afán por rizar el rizo y ofrecer
nuevas secuencias, giros, cambios de guion, tan innecesarios, e incluso en
ciertas partes infames, como la totalidad de la adaptación de la memorable narración
a la pantalla grande.
“Todos mienten, quizá...De todos
modos, no adelantaríamos nada. Si mienten, es tan desconcertante como si dicen
la verdad.”
Sinopsis:
“En un lugar aislado
de la antigua Yugoslavia, en plena madrugada, una fuerte tormenta de nieve
obstaculiza la línea férrea por donde circula el Orient Express. Procedente de
la exótica Estambul, en él viaja el detective Hércules Poirot, que
repentinamente se topa con uno de los casos más desconcertantes de su carrera:
en el compartimiento vecino ha sido asesinado Samuel E. Ratchett mientras
dormía, pese a que ningún indicio trasluce un móvil concreto. Poirot
aprovechará la situación para indagar entre los ocupantes del vagón, que a
todas luces deberían ser los únicos posibles autores del crimen.
Una víctima, doce
sospechosos y una mente privilegiada en busca de la verdad.”
El libro, pues,
siempre será mejor que la película.
“Su fuerza reside
en la voluntad..., no en su brazo.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario