sábado, 1 de febrero de 2025

"PP al hilo de Junts"

 Y digo yo:



De vueltas con el "Decreto Ómnibus" (o por ahora "minibus" y aunque sea importante la garantía, el escudo social logrado y de cierta decencia y reivindicación a la vocación y servicio de la política española), el PP, en otro de sus acostumbrados y frívolos retruécanos, de ridículos "donde dije digo, digo Diego", votará a favor de aquello que día arriba, dia abajo, votó en contra del Real Decreto, es decir: votará a favor del regalo de un palacete francés al PNV, ese recogenueces de ETA; votará a favor de medidas que protegen a “okupas”; y votará a favor de subir el IVA encareciendo el precio de los alimentos básicos y de la electricidad...


¿Qué no? ¿Qué el PP no votará en estos momentos a favor de aquello o de los anteriores "argumentos" o mejor cínicas excusas, pues solo fueron "mentirijillas piadosas" para justificarse, para justificar el voto adverso, invenciones puesto que el Decreto en absoluto decia ni un ápice, ni mú de esto, y lo saben, y refrendando su catastrófico desgaste a Sánchez más que al Gobierno de Sánchez y sin importarles un "carajo", un pimiento, un bledo, el interés general de los españoles, su protección y bienestar, su derecho? Si pero no, responden desde el fondo de la caverna, con esa ambigüedad oscura que sólo a ellos convence de idónea, perspicaz, legítima, y como de una fe revelada se tratara, indiscutible y alineada, para todos obligada.


No cuela que el PP después de votar en contra de la subida de las pensiones, día arriba, dia abajo, vote o decida de la noche a la mañana hacerlo a favor y en conciencia y por conciencia (que será una conciencia muy curiosa o mejor confusa, engañosa, la de preocuparse por jubilados y pensionistas hoy, ayer no, mañana quién sabe, ya lo veremos, incomprensible; cuando los hechos, ¡ay, los hechos!, desenmascaran y evidencian cómo desde el 2020 el PP ha votado en contra de cualquier revalorización de las pensiones, y más en su último periodo de Gobierno, en los 8 años de Rajoy presidente hasta que lo echaron por líder de un partido o de una organización corrupta, criminal, y así falló una, dos veces la Justicia, sin crisis que obligaran a ello, ni sanitaria ni económica, ni bélica ni catastrófica, ni nacional ni internacional, esquilmada la hucha de las pensiones por arte de birli birloque, subieron estas, ¡en 8 años!, ni un euro, céntimos), y aluden a una intangible conciencia porque le preocupan los pensionistas, los mayores, afirman, ¿ahora?, ¡ahora! En una cuestión de fe, quizás; en el grado más absoluto, ¡arriba, arriba!, de tomar por tontos a los españoles, seguro; de hacer de su provecho personal un ideal patriótico. Ridículo y ridículos.


¿Entonces? ¿Qué ha sucedido para que el PP vote o vaya a votar a favor, reconvenga su objetivo o estrategia, a casi una treintena de medidas sociales, entre ellas la subida de las pensiones, no de las 3 que exigían basándose en mentiras que de piadosas no tenían nada y por el sufrimiento que infringían a millones de españoles y porque solo les interesaba su cuenta de resultados electoralista y partidista?


Lo único fehaciente, evidente o irrefutable, contrastable, es que el PP ha seguido fielmente la decisión de Junts, ha apoyado sin medias tintas a la decisión de Junts, se ha postergado a Junts con su voto favorable. ¡A Junts, o a Puigdemont sin su eufemismo grupal, a esos pérfidos nacionalistas, asquerosos independentistas que sólo desean destruir España (lo sentimos mucho, Ayuso, ¿sientes?, pues de igual manera al "se iban a morir igual" en la homicida desatención a los ancianos en las residencias de Madrid, esos odiosos separatistas son colegas de antiguo, desde Tarradellas, Pujol, Más, a Puigdemont! Y es que el PP podría abstenerse en la votación, ¿verdad?, en estos gélidos instantes en los que vuelve a quedarse solo, una vez más, sin poder de determinación ni de atención en la política nacional, comparsa, charanga, un cero a la izquierda, precisamente; pero no, vota a favor por sumisión al criterio marcado por Puigdemont o su eufemístico Junts.


Un nuevo capitulo en la historia del ridículo pseudopolítico español. ¡Feijóo, quédate, por favor!, de "fanático sanchista" a fanático ilustrado de bobada y carcoma. 



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