miércoles, 4 de junio de 2025

"CANSADO"

 "Estoy cansado, está claro, 

porque a estas alturas uno tiene que estar cansado. 

De qué estoy cansado, no lo sé. 

De nada me serviría saberlo, 

porque el cansancio sería el mismo. 

La herida duele porque duele 

y no en función de la causa que la produjo. 

Sí, estoy cansado, 

y un poco sonriente 

de que el cansancio sea sólo esto: 

ganas de dormir en el cuerpo, 

un deseo de no pensar en el alma, 

y por encima de todo una tranquilidad lúcida 

del entendimiento retrospectivo...

¿Y cambia la lujuria al no tener esperanzas?

Soy inteligente: eso es todo. 

He visto mucho y entendido mucho lo que he visto,

y hay un cierto placer hasta en el cansancio que esto me da, 

pues al final la cabeza sirve para algo".




Será por la pesada calor de ayer que no mitiga este paréntesis más o menos fresco de hoy, y del bochorno que asoma para mañana; o una astenia persistente y malvada; o esa lisa plancha, blanca lámina de los días con sus ruidos, con sus insistencias o tabarras, y de las noches sin estrellas, sin sueños ni nostalgias. Cansado, porque pesa mucho, cansa el cansancio, de la nada o de hacer las mismas cosas o del grado de opacidad, de invisibilidad, de indiferencia, o de las legañas que emborronan el horizonte o al menos esa curva vertiginosa y apenas insinuada, ahí adelante, un poco más allá, que a saber, y qué fantasía, qué gusto da, dónde depara. Ni siquiera dormir, cuando toca, acaso unas horas, sea dentro de la propia circularidad de la rutina o prácticas, en ese roto puesto secundario o intermedio con que la vida me aburre, me agosta, sostiene a los fantasmas en un vacío agotado y sin confianza. No sirve de nada, ya está. A espabilar, sí, aunque solo entonces sea protagonista de mi cansancio.

 

                                       


El entrecomillado es de Fernando Pessoa, lo otro es mío o de aquel otro o del cansado que aún así respira en la foto autoinfligida esta mañana.


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