Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



viernes, 1 de agosto de 2025

"UN LAVABO EN EL TAJO"

 


Esto... A ver: Una cosa es "lavarse las manos" ante importantes cuestiones de desarrollo y devenir de la ciudad, y otra bien distinta es que su ilustrísima dirección asiente e institucionalice la expresión en ese instrumento lavatorio o enjuagatorio, un lavabo en el Tajo (que no es dicho, tajo, de un estar en la obra, en faena, trabajando, ¡qué más quisiéramos!, sino de un corte profundo y casi vertical del terreno o de la meseta en la que el pueblo se crea), en ese Puente Nuevo que sublime salva el abismo, en su seña, visaje único de Ronda. Sí, metáfora, símbolo de un "lavarse las manos" por medio de una porcelana de 'Roca' en la roca, ofensiva ahí en uno de sus balcones de alambicada forja y sobria piedra, en uno de los que la poeta Concha Lagos (salvo y a salvo del siguiente e infame paréntesis) declamó su revelación o puso belleza a tan cochambre absurda: 



     "Que Ronda tiene un balcón

       para desenamorarse

       (o donde las manos enjugarse).

       ...

       Tendré que pasar el puente,

       puente largo de la pena,

       hecho de noches y días

       hasta cumplir la condena.


       Dije que estaba segura

       del querer que te tenía

       y era cosa de locura.


       Cosa de la sinrazón,

       de no saber lo que pasa

       ni en el propio corazón".

No hay comentarios:

Publicar un comentario