“El mal no sabe que es el mal hasta que
alguien no le arranca la máscara del bien”
Solo una amena novela de
verano. Solo. “Lo que esconde tu nombre” (Destino, 2016) de Clara Sánchez. No
es que la leyera atraído por otra obra suya, “El cielo ha vuelto”, premio
Planeta en 2013, de igual efecto tibio, sino por una secuela que acaba de
publicarse, “Cuando llega la luz”, y de la que aún no sé si leeré. Una novela
de la que no me explico su reclamo editorial: “Un subyugante relato de terror
sin efectos sobrenaturales, y es también, y ante todo, una absorbente novela
sobre la memoria y la redención de la culpa”, ni tampoco al hecho de que fuera
Premio Nadal en 2010, Mandarache en 2013. Solo una novela de 448 páginas que, de
verdad, no se hace larga; ideal para entretenernos, desperezarnos del tedio, del
sopor del verano con su historia entretenida y escrita con una prosa funcional
y correcta. Solo.
“Sandra ha decidido retirarse a un pueblo de
la costa levantina: ha dejado el trabajo y, embarazada, pasa los días
intentando aplazar la decisión de qué hacer con su vida. En la playa conoce a
un matrimonio de octogenarios noruegos que parecen la solución a los problemas
de Sandra.
Julián, un anciano que
acaba de llegar de Argentina, superviviente del campo de exterminio de
Mauthausen, sigue paso a paso las idas y venidas de los noruegos. Un día Julián
aborda a Sandra y le revela detalles de un pasado que a Sandra sólo le suenan
por alguna película o algún documental: horrores en blanco y negro que no
tienen nada que ver con ella. Aunque el relato de Julián le parece a Sandra
descabellado, empezará a mirar de una forma nueva a los amigos, las palabras y
los silencios de la pareja de ancianos, sin darse cuenta de que el fin de su
inocencia está poniendo su vida en peligro.”
Será por los tópicos,
algunos y manoseados en obras, en películas anteriores y posteriores, y a los
que no se le da mayor alcance por surgir de un hecho real: la existencia de antiguos
nazis en la costa del Levante español y la persistencia de su macabro ideario.
Será que partiendo de un inicio sugerente, interesante, el nudo y final son
decepcionantes. Pero sin duda alguna será por la escasa credibilidad asomada a concretos
matices descriptivos y actuaciones de sus personajes, de ellos incluso, incoherentes
y poco creíbles las pinceladas que esbozan su personalidad, o su voluntad, y de
ciertas escenas o planteamientos de la trama, de ciertas cacofonías molestas, y
disfuncionalidades argumentales, lo que hace desmerecer el éxito que se le
supuso y tuvo. Vale.
“No reparamos en lo más evidente, y el
secreto del mundo, la revelación, seguramente está en lo más evidente, en los
granos de arena dorados por el sol”
La novela está estructura
en una yuxtaposición narrativa a través de sus personajes principales, Julián y
Sandra, dos líneas argumentales que no es que en un momento confluyan, no, sino
que se mantiene fiel a mostrar los acontecimientos desde dos puntos de vista
distintos y que provoca, en concretas partes, una reiteración cansina. Por otro
lado, hay que reconocer que la autora consigue diferenciar con maestría el
relato del anciano del de la joven. Julián, un superviviente del exterminio
nazi en el campo de concentración de Mauthausen, consagra después toda su vida
a perseguir nazis para que se haga justicia y sus crímenes no queden impunes;
un hombre serio, responsable, experimentado, y eso se nota en su aparte. Y
Sandra, la chica joven desorientada, irresponsable, encima embarazada, en un
contexto de no saber qué de su vida ni cual será esta: “A veces tenían razón cuando me decían que era un desastre. Me lo decían
todos los que tenían alguna confianza conmigo. Si no me lo decían antes, me lo
decían después, eres un desastre. Y si te lo dice todo el mundo toda su vida,
por algo será.”. Personaje bien perfilado, también, en su papel de
narradora y a la que se le perdona, preñada como está, que ponga en serio
peligro a su hijo, o de enamorarse del primero que aparezca.
“El hecho de que también los monstruos
pudiesen sentir amor era algo muy desconcertante, porque si sabían lo que era
el amor también tendrían que saber lo que era el sufrimiento”
Una novela entretenida, fácil
de leer pues no requiere de esfuerzos comprensivos y narrativos para situarnos
en su historia y seguirla con interés. Solo.
“Las historias no terminan hasta que no se
acaba con ellas, hasta que no se les da la puntilla con la cabeza o con el
corazón”
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