“Un acontecimiento se considera decisivo
cuando desbarata nuestras vidas por completo. Camille Verhoeven había leído
esta afirmación unos meses antes, en un artículo sobre La aceleración de la
historia. Ese acontecimiento decisivo, sobrecogedor, inesperado, capaz de
provocar un cortocircuito en el sistema nervioso, lo podrán distinguir
inmediatamente del resto de accidentes vitales porque transmite una energía y
una intensidad particulares. En cuanto ocurra, serán conscientes de que sus
consecuencias van a ser de proporciones gigantescas, de que lo que ha pasado es
irreversible.
Por ejemplo, tres disparos de una escopeta
de repetición sobre la mujer que uno ama.”
De esta manera comienza “Camille” (Alfaguara, 2016) de Pierre
Lemaitre. El esperado final para la tetralogía protagonizada por el comandante
de la policía parisina Camille Verhoeven. Tras “Irene”, “Alex” y “Rosy &
John” (la tercera entrega que llegó para quedarse y cuando no era esa la
intención del genio de la novela negra francesa que inicialmente avisó de una
trilogía, nada más) “Camille” supone un magnífico final para una saga que se
echará de menos, en el título que cierra el círculo, un último fleco resuelto
para una intriga excepcional, sobrecogedora, brutal y escalofriante en
ocasiones.
“Anne Forestier queda
atrapada en medio de un atraco a una joyería en los Campos Elíseos. Tras
recibir una paliza que la deja al borde de la muerte, tiene la suerte de
sobrevivir... y la condena de haber visto la cara del asaltante. Su vida corre
un grave peligro, pero Anne cuenta con la ayuda del hombre al que ama: el
comandante Camille Verhoeven. Este estará dispuesto a actuar al margen de la
ley con tal de protegerla. Pero ¿quién es ese enemigo, y por qué ese empeño tan
feroz en acabar con Anne?”
Se va a echar de menos al carismático comandante Verhoeven, sin
duda, tanto por su carácter como por su metro y cuarenta y cinco de estatura,
por su enorme capacidad de superación y por su inteligencia llamémosle “artística”.
Por otro lado, con seguridad, esperaremos nuevas sorpresas del buen hacer de
este escritor soberbio de novela negra. Aunque este “Camille” no supere a las
excepcionales “Irene” y en especial “Alex” (la mejor de la tetralogía)
significa, como he escrito ya, un buen final para la serie, y en el que podemos
reconocer las características de la impactante narrativa de Lemaitre, capaz de
dejar al lector sin aliento y con el estómago encogido por la visceralidad de
ciertas escenas y el devenir oscuro de la investigación criminal. Destacaría,
con ese sumo cuidado por desvelar solo lo necesario, la escena tan cruda,
visual, terrorífica, brutal de la agresión de Anne, pareja de Camille, durante
el atraco a la joyería, y las intensas emociones de este cuando observa el
suceso tras las cámaras de vigilancia. Tremendo.
“No sabemos qué mínima parte del cielo paga
todo este infierno” (De la cita de entrada perteneciente a “Los Reconocimientos”
de William Gaddis)
La historia se circunscribe a tres vertiginosos días narrados en
tercera persona por un narrador omnisciente que nos muestra la perspectiva de Camille
y Anne, y a través de uno de los criminales que lo hace en primera persona. De
estos, del definido elenco de personajes arrastrados en cada uno de los
volúmenes, y de los que no, sobresale por méritos propios el comandante Camille
Verhoeven, de quien en este ejemplar conocemos algo más de su mundo interior y
privado, algo más de sus emociones, en ocasiones desesperadas, vehementes,
frías, acerca de su decisión y de sus sacrificios… Sacrificios. Una tensión
insoportable, pero no por ello resignada, en el que la disposición, su amor, la
protección, impulsa a Camille incluso a saltarse los protocolos policiales, a
poner en juego o riesgo su carrera, a emplear métodos impensables para capturar
al criminal… Y ahí lo dejo, más porque esta serie hay que leerla desde su comienzo,
desde “Irene”, en un orden lógico y necesario para abarcar todos los detalles
de su trama.
“- Puestos a llegar hasta el fondo, descubrí
que no estaba mal tener a alguien por quien sacrificar algo importante -sonríe-.
En estos tiempos de egoísmo es casi un lujo, ¿no te parece?”
Pierre Lemaitre, resulta a estas alturas innecesario reseñarlo, es
un maestro de la intriga, de hilvanar giros narrativos espectaculares a los que
seduce, arrastra al lector para engañarlo con solvencia, con habilidad, y para
arrancarle la sorpresa, la conmoción, la fascinación.
En este final, los flecos
de anteriores entregas quedan solventados con maestría, no hay lugar para las
dudas, ni para las decepciones, con un estilo sencillo, directo, rotundo; con
una atmósfera tensa, angustiosa, rebajada aquí y allá por cierto alarde cínico
en los diálogos de unos personajes perfectamente trazados.
“- Qué quieres, mido lo que un caniche pero
tengo aspiraciones cósmicas”
Un logrado manejo del suspense en una historia perfectamente
construida, para este broche de la tetralogía protagonizada por el comandante de
la brigada criminal parisina Camille Verhoeven. Un libro por el que su autor
recibió, entre otros en su prestigiosa carrera, el premio Dagger Award de
novela negra. El thriller psicológico perfecto. Muy recomendable.
“Lo que nos ocurre es lo que construimos
nosotros mismos”
No hay comentarios:
Publicar un comentario