“Un enigma para cada momento y un momento
para cada enigma”
Magnífico colofón con “Consummatum est” (Suma de Letras, 2014) a la
trilogía de César Pérez Gellida “Versos, Canciones y trocitos de carne”. Y esta
consideración no supone más que confirmar un hito importante en la novela negra
que trasciende el ámbito nacional, para apuntalar a un novelista y a una
narración impecable, con una historia intrigante y rigurosamente perfilada
desde “Memento mori”, para afianzarse con “Dies irae”, (transición no tan
efectista pero necesaria para el final de la serie) y desear con este, o tras
este “Consummatum est”, más género Gellida en lo que será una garantía de buen
hacer literario que no defraudará a nadie.
“En la pequeña localidad
islandesa de Grindavik amanece con todos los miembros de una misma familia
brutalmente asesinados. En uno de los países del mundo con menor tasa de
homicidios por habitante, el comisario de la Brigada de Homicidios de
Reykjavik, Ólafur Olafsson, se enfrenta al caso más escabroso que ha visto
justo en el ocaso de su carrera profesional.
Pero muy pronto todas las pistas empiezan a apuntar hacia un
sofisticado asesino en serie, Augusto Ledesma, que durante varios años ha ido
componiendo una siniestra poética de versos regados de sangre a lo largo y
ancho de Europa.
Ante tales evidencias, la INTERPOL
decide poner al frente del caso al jefe de la Unidad de Búsqueda Internacional
de Prófugos, Robert. J. Michelson, que se rodeará de un grupo especial
integrado por algunos «viejos conocidos» del asesino. En Consummatum est el
lector asistirá al ansiado desenlace de una trilogía —Versos, Canciones y
trocitos de carne—, que ha robado el sueño a quienes leyeron Memento mori y
continuaron recorriendo los laberintos de la mente criminal con Dies irae. El
singular y novedoso estilo narrativo de Pérez Gellida promete no dejar a nadie
indiferente en este magistral e imprevisible acto final.”
Sea por su aspecto anecdótico, pero me gustaría referir el momento y
la manera a cómo conocí, no personalmente, al autor César Pérez Gellida. Fue a
través de mi primo Francisco Ruiz, otro vehemente admirador, al igual que el
escritor pucelano, del cantante y compositor Enrique Bunbury, y a quien una
tercera persona le recomendó estos libros de Gellida por su fascinación lectora
y porque en ellos se aludía al citado líder de la desaparecida banda Héroes del
Silencio, dentro o inherente a una “banda sonora” retórica, espectacular y sutilmente
hilvanada a las referencias literarias y a la trama criminal. Y ahí llegó “Memento
mori” junto con cada uno de los siguientes ejemplares de esta poderosa y visual
trilogía policíaca; enganchado a una historia llena de ritmo y suspense, cinematográfica,
de personajes perfectamente caracterizados tanto en su dimensión íntima como en
la propia de la investigación en torno a la captura de un despiadado e
inteligente asesino en serie, Augusto Ledesma; en un relato muy bien
estructurado en sus tiempos, giros y cabos, conectado o además de los tres “spin
off” (secuelas) como broches al mismo: “Mutatis mutandis”, más de Armando
Lopategui, Carapocha. “Sapere aude”, más del policía nórdico Ólafur Olafsson; “Indivisa
manent”, más del enfático asesino en serie Augusto Ledesma…
“… uno nace hasta el momento en el que muere”
Antes de continuar con la reseña de este final de serie, “Consummatum
est”, evitando todo aquello que pueda suponer el restar interés y distracción a
la obligada lectura de la trilogía, me atrajo sobremanera de su autor aquello de
lo que tan perfectamente prologó en este volumen otro monstruo del género negro
hispano, Lorenzo Silva: la de ser un escritor, César Pérez Gellida, sin ningún
tipo de complejos, con la ambición, rigor y osadía que ya lo ha encumbrado,
insisto, en uno de nuestros más significativos autores en el género, por su
pericia narrativa, por su innovación, y por hacer posible y fácil, dada su
complejidad y dificultad, el entretenimiento del lector.
Y dicho esto, con la atención puesta o evitada en los “spoilers”, las
lógicas reservas por no desvelar mucho de su argumento, y aunque desde la
primera página de la trilogía el lector sepa quién y cómo actúa el asesino, o por
desvelar escenas cargadas de una fuerza y técnica descriptiva extraordinaria, este
“Consummatum est” no solo extiende sino que supera la voz de narrativa de los
ejemplares anteriores, con un hábil juego narrativo entre la primera persona
del perturbado criminal con la tercera persona del resto de personajes, Ramiro
Sancho, Ólafur Olafsson …, y también prosigue haciendo gala de un manejo prolijo
y habilidoso de documentación. Casi setecientas páginas que en ningún momento
se hacen pesadas, todo lo contrario, adictivas, demostrando la destreza del
escritor en conjugar historia con ficción, reflexión y diálogo, hasta un final fenomenal
al serial, si bien para muchos de sus personajes, afortunadamente para nosotros,
hay nuevas historias y escenarios… Diré, asimismo, que aquí siguen estando muy
presentes los poemas, la “banda sonora”, los aforismos latinos, las referencias
literarias, como una seña de identidad, una más, de esta tremenda serie y de
los personajes que la enhebran.
“Un amigo me dijo una vez que el futuro no
es más que una prolongada huida del pasado cuando uno no ha podido elegir su
presente; esa frase podría resumir tu existencia. Debes dejar de huir y hacer
frente a lo que está por llegar”
Nada más, y eso que podría seguir y seguir… enalteciendo las bondades
de este soberbio ejercicio de entretenimiento, tan novedoso, tan efectivo, con
el que César Pérez Gellida ha irrumpido con fuerza y precisión en el universo
del género policíaco. Solo queda invitar a que lean, a que lo lean, y entonces
estarán de acuerdo a cuanto les digo no solo en lo referente a esta obra, igualmente
a las otras que, por tanto, recomiendo casi por atractiva obligación.
“Las preguntas y respuestas están en los libros,
al alcance de la mano de todo el mundo, pero la gente prefiere mirar hacia otro
lado. Es más fácil. Respirar, alimentarse, reproducirse y morir, a eso se
reduce la vida del ser humano: sobrevivir”
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