Esta tarde San Francisco de Asís recorrerá las calles de su Barrio, con esa pausa marcada y recreada por jóvenes costaleros. Junto a él, en su mecida musical, yo me sumo a la felicitación de todos los franciscanos, Franciscas y Franciscos, Pacos y Pacas y Paquis, Curros y Curras, Frascos y Frasquitas... ¡¡FELICIDADES!!. Y con su aliento, asimismo, agradezco la parte que me corresponde. Gracias.
Y en especial me quedo, grito, reclamo, como una parte de su mensaje, la Humildad. La Humildad para una realidad huérfana de sentido. La Humildad personificada en un amigo que lo está pasando mal, pero que saldrá seguro de una repentina y grave contrariedad. Es justo. Un ejemplo de vivir el suyo, con y por los demás, de hacernos vivir sin esperar nada a cambio, con afecto, con una sonrisa, y con Humildad. Hoy San Francisco recorrerá las calles del Barrio, si no esta noche contigo, por ti, repartiéndonos un poco de ese polvillo mágico de humildad con el que se hacen posibles los milagros. La luz de los días.
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