“Rituales. Sin ellos, el mundo sería un
caos. Un lugar confuso y terrorífico. Los rituales eran una manera de
controlarlo. Hacían que el mal fuera menos terrible y conseguían que el dolor
hiciera menos daño. Los rituales mantenían a raya la oscuridad”
1.- Uno. Si ya recomendé la primera entrega de esta saga negra nórdica,
“Crímenes imperfectos”, como una de las lecturas con garantías plenas de
entretenimiento, por su agilidad y suspense, en esta siguiente, “Crímenes
duplicados” (Planeta, 2016), al elevarse el nivel en todos los aspectos
narrativos, la tensión y el disfrute, la recomendación es inevitable, e
indispensable.
“Planificación. Paciencia. Determinación”
2.- Dos. Segunda parte de la denominada Serie Bergman, en relación a su
protagonista principal, Sebastian Bergman, un psicólogo criminal brillante,
atractivo, egoísta e insufrible. Dos son también los autores de esta y de las
restantes seis entregas de la serie: Michael Hjorth y Hans Rosenfeldt.
Insistiré en este punto a que sería una atrocidad revelar detalles de un
argumento que nos hipnotizará y nos hará devorar las 620 páginas de la novela de
una tacada.
“El Maestro nos enseña cuál es nuestro lugar
en este infierno que es la vida”
3.- Tres siguen siendo las facetas en las que se estructura la novela:
la investigación policial, la vida personal de sus personajes, muy definidos y
cercanos, llenos de matices hábilmente dispuestos con la acción, y a destacar,
evidentemente, la de su protagonista principal, Sebastian Bergman, y a quien
descubrimos, a pesar de su aire seguro y prepotente, en toda su fragilidad ante
un mundo íntimo que se le va de las manos.
“-Si intentas luchar demasiado, terminas
destruyéndolo todo”
4.- Cuatro son los espantosos crímenes de un asesino en serie. Cuatro mujeres
muertas, cuatro asesinatos que se inspiran en sus más mínimos detalles en otros
cuatro del pasado.
“Mientras una ola de calor azota Estocolmo, una serie de mujeres son
halladas brutalmente asesinadas, y la brigada de investigación criminal se
encuentra en un callejón sin salida. Los cuerpos llevan la firma de Edward
Hinde, un asesino en serie encarcelado hace quince años gracias al psicólogo
Sebastian Bergman. Sebastian, por su parte, necesita poner orden en su caótica
vida y actuar de una vez por todas ante la revelación con la que acababa
Secretos imperfectos. Gracias a sus artimañas habituales, consigue hacerse un
hueco en la investigación y pronto descubre que todos los asesinatos están
relacionados con él y que nadie a su alrededor está a salvo. Ni él mismo.”
“… quedaban un par de horas de luz y ya
había empezado…”
5.- Cinco son sus personajes importantes, los mismos que en la primera
entrega. Además del inefable Sebastian Bergman, el jefe Torkel, Vanja, Ursula y
Billy de la Brigada de Homicidios de Estocolmo (a los que se añadiría a Trolle,
el torpe y fastidioso policía del primer volumen y ahora director de una
cárcel, como otro sólido secundario). Policías enfrentados a un nuevo caso,
mujeres violadas y asesinadas con un ritual o modus operandi que recae, al ser
copias exactas de las cometidas en el pasado, en un inteligente y despiadado asesino
en serie recluido a perpetuidad, Edward Hinde; imagínense al célebre Hannibal
Lecter y encontrarán otro incentivo para sumergirse en una lectura apasionante.
Un asesino en serie muy bien trazado por los autores, de perfecta descripción
de su mente analítica, manipuladora, perspicaz, agujereada por unos terribles traumas
infantiles; acaso en la personificación siniestra, en una metáfora general del
peso del pasado y de su persistencia. La falta de pistas para la policía en la
investigación, permite la reaparición en escena del psicólogo y experto en
perfiles criminales Sebastian Bergman, más cuando estos nuevos asesinatos, como
los antiguos, tienen mucho que ver con él. Actores sometidos a una acción
constante, a una inquietud perfectamente afinada, perfilada en sus variados pormenores
personales. Los autores, en esta novela, han hecho evolucionar a sus
protagonistas con criterio hacia unos ámbitos psicológicos y humanos más auténticos,
sobre todo con Bergman y ante el que nos mostramos más empáticos, por su aflorada
vulnerabilidad.
“… era la demostración viviente de la
conocida tesis de que en toda organización jerárquica la gente suele ascender
hasta su nivel de incompetencia”
6.- Ágil, cuidada, visual, trepidante, intrigante y adictiva. Seis características
para este magnífico thriller negro que supera con creces a su historia
precedente y deja al lector con avidez por leer la siguiente parte. Una
narración de particulares y hábiles giros argumentales, eficaces, de acción vertiginosa,
y con un desarrollo y final apoteósicos. De narrador omnisciente que nos
conduce, nos atrapa mejor, en una trama oscura y sugestiva por una Suecia que
nada tiene que ver con los ambientes fríos y nevados acostumbrados, sino por un
verano bochornoso y fatigoso. Una novela, sin duda, muy recomendable.
“Se quitó la corbata y empezó a
desabotonarse la camisa mientras subía los peldaños, pero se le congeló el
movimiento al llegar al dormitorio. Katharina estaba tendida en la cama. Fue lo
primero que notó. A esa primera impresión la siguieron rápidamente otras tres.
Estaba tumbada boca abajo. Estaba atada. Estaba muerta”.
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