“…
con el tiempo una entiende que la naturaleza de cada uno hace lo imposible por
sobrevivir, aunque sea entre los escombros,…”
¿Cuál es tu canción
favorita? ¿Cuál es la canción que podría definir tu vida? ¿Tienes una canción o
canciones en las que puedas verte como en un espejo? Este libro, “Quiéreme
siempre” (Planeta, 2018. Premio Azorín de Novela) de Nuria Gago, me ha hecho
comprender, o mejor a refrendar, de la importancia de la música en nuestras
vidas; más por cuando pueda sobrevenir que no las recordemos, extraviemos los
recuerdos, la memoria, ajenos a quiénes fuimos; y necesitemos de estos rescates
musicales para ayudarnos, para mitigar los efectos de una enfermedad, para
propiciar reencuentros necesarios en determinadas, y llamémosle así, crisis
existenciales. Una de las protagonistas de
la novela, María, 90 años, tiene Alzheimer, y la música, sus canciones de ayer,
la musicoterapia, le ayuda a soportar esta pavorosa enfermedad, una de las demencias
crónicas que afecta cada vez más a la población mayor.
“…
pensé que el mundo siempre encuentra una manera poética de devolverte lo que la
vida te quita a zarpazos;…”
Sin embargo, “Quiéreme
siempre” no es una novela que hable del Alzheimer, o no enteramente, sino de la
vulnerabilidad de los mayores, de su soledad, de la necesidad de ser más
empáticos hacía con ellos, de la importancia del cuidado, familiar y
geriátrico, porque no hay más terrible olvido a aquel de la enfermedad que el
del abandono, la indiferencia consciente de los cercanos, ellos, tan
necesitados de apoyo, de sentirse y querer ser aún válidos, no pasivos, seres secundarios
y arrinconados. Además de una canción de amor a la vejez, o de reivindicar su
importancia, esta novela es un encuentro generacional, de mutuas vivencias y
reciprocidad en el trato, de ayuda y salvación “De la necesidad surgió el
cariño. Un tributo a la convivencia entre dos generaciones de mujeres”.
“Me
dio vértigo, el vértigo que una siente cuando, en sus adentros, empieza a
detectar la necesidad inaplazable de tomar decisiones. Pero no tenía ni idea de
por dónde empezar”
Porque es una novela
feminista, de personajes femeninos enormes y tan similares, inquietos, con la
única salvedad de la edad, con los que de inmediato empatizamos: con Lu, la
joven desengañada por el amor de treinta y tantos años, de Marina, la hermana
de María, once meses menor. La historia tierna, intimista, nada dulzona como
pudiera suponerse y por tanto temer al empalago, al lacrimoso romanticismo, divertida,
en ocasiones cruda o de una desnudez emocional compleja, extrayendo de una
historia cotidiana, tan real como la vida misma, sin artificios ni intrigas,
sentimientos sinceros que cautivan al lector por un argumento y una narrativa
ágil, emocionada y agradable.
“No
nos dijimos nada, nos dimos dos besos y callamos con un silencio distinto a
todos los silencios del mundo”
Sinopsis de “Quiéreme
siempre”:
“A Lu, que lleva dos
años en París, le han roto el corazón por tercera vez y decide volver a
Barcelona para aclarar sus ideas.
Su madre le busca un
trabajo de cuidadora sin consultarle y cuando la recoge en el aeropuerto, la lleva
directamente a casa de Marina: ochenta y seis años, viuda y pendiente siempre
de su hermana María, enferma de alzhéimer. Lo que empieza siendo una
convivencia forzosa se convierte para las dos en un pequeño oasis en el que
recuperarán la alegría y el control de sus vidas.
Quiéreme siempre habla
sobre la importancia de ayudarnos los unos a los otros, sobre la soledad de
nuestros mayores, sobre cómo la música puede abrir puertas que ya nadie
encuentra y, sobre todo, de cómo el humor, el amor y la valentía de mirar hacia
adentro pueden salvarnos.”
Una novela simpática y encantadora,
con un fondo al que no hay que eludir, sino asumir y construir con él un mundo
mejor. Recomendable.
“A
su manera, me había obligado a ser más valiente de lo que yo era, y eso, que me
había cambiado para siempre, era gracias a ella”
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