Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



miércoles, 3 de agosto de 2022

"ANGUS CUMPLE AÑOS"

 


Mírenlo. Otro año, y en su cumpleaños, ahí en su atalaya, si bien esta vez sentado unos peldaños más arriba, quizás porque necesite tomar otra perspectiva de determinadas cosas que comienzan a pesar y bastante. No es que esté triste, en una consecuencia de la gravedad anterior, sino ensimismado de nostalgia o vete a saber si no es un fingidor consumado o un cachondo suavón; debería estar preocupado porque su habitual sonrisa, y no es por no enseñar los dientes, o sus faltas, se está haciendo casi testimonial en el diario. Y esto es una señal, alarmante, de que su curiosidad se retraiga, duerma, o pocas cosas consigan motivarlo, aparte de ciertas tablas, en el descubrimiento de universos tangibles e imaginados, y ya si son bellos ni les cuento. Aquí él hubiese incluido, si no estuviese en otros asuntos, si no fuese cada vez más indiferente, o más huraño y esquivo, esta sensación de su admirado Jorge Luis Borges: "Noto que estoy envejeciendo, un síntoma inequívoco es el hecho de que no me interesan o sorprenden las novedades, acaso porque advierto que nada esencialmente nuevo hay en ellas y que no pasan de ser tímidas variaciones".


Mírenlo. A lo mejor él está reflexionando sobre determinados pormenores de este año transcurrido,  en ciertas sombras que se ciernen al doblar las esquinas del futuro. Y si así sucediese, seguro pensaría en esos acontecimientos que, al marcarlo o cuestionarlo, tendrían que haberlo transformado y no incrementar aquel peso y con este la indiferencia en otros asuntos o acaso los mismos, más íntimos y cada vez más lejanos y esperemos que no inalcanzables. (Aplícate hoy, Sergio). Porque este año pasado, además de su empeño en el abandono de la actividad social o de afuera, de su refugio en la lectura y en esa obsesión retorcida en el desahogo de sus letras, se han producido circunstancias y sucesos que han significado una variación importante en el flujo de sus días y en cómo tendría, insisto, que haberlo si no cambiado al menos espoleado con su mensaje o camino insinuado: Amistades que se rompen y porque se emboscaron como tales en el disfraz y la simulación; tarde para comprender que la lealtad no era servilismo. Otras más de sangre en las que un fatuo engreimiento confundió crueldad con sinceridad, cierto menoscabo a sus "alturas". Las otras siguen como están, distanciadas en sus melodramas tan cercanos. Odias el egoísmo. Y la ignorancia. Dejaste la política o cierta política te dejó en bragas o en calzoncillos (igual daba), arrojado en la cuneta de los juguetes con muchos usos y abusos. La pérdida inexorable de seres queridos, paradojas irresolubles, vacíos. Un nuevo trabajo que cambia por entero los biorritmos vitales. Quizás demasiadas impaciencias y perfecciones. Demasiados ruidos y fríos. A lo mejor piensas, y sabes que no es así, que si no duermes, no sueñas, y si no sueñas, mueres. Las cenizas precisamente de algunos sueños, frente a esos incombustibles miedos. Escaparates más vacíos donde acostumbraba a exhibirse la belleza... Y menos mal que por otro lado, en y con sus más allegados, salvo una resignación ya insoportable de un rol secundario frente a otros, todo continúa inalterable, sin sobresaltos, un alivio; u otra manera de torcer la voluntad y el pavor al cambio en una ficción anestesiante o un ensayo tragicómico.


Sin embargo, a lo largo de este año, has tenido y disfrutado de momentos de amistad verdadera, de comprensión y afecto, de llegar casi a fin de mes, de emocionarte con más encuentros con la belleza, de sentir la admiración y encontrarte en tus hijas. De sentirte querido. Los paseos con Gala. De reírte incluso de ti mismo; pocas las ocasiones, pero suficientes para no echarlas de menos... Testimonios en los que podrías apoyarte, llenar un abismo de cansancio, ayudarte en pos de esa anhelada calma, del silencio, de la soledad acompañada, del fuego de los ocasos, del próximo otoño, de esa sonrisa satisfecha; ... para no dejar que el gris forme parte de tu  cotidiano paisaje, y a que el peso incoloro de aquello no termine de exiliar al niño en el olvido o en la orilla de un borroso recuerdo.


Mírenlo. Ni siquiera ha respondido a mi tentación, a mi provocación, a cuántos años le gustaría cumplir si no cumpliera esos de hoy...  ¡Ah!  ¡Oye! ¡Deja ya de fingir! ¡Qué no discutas más con tu vida! ¡Déjala hacer, déjate hacer! ¡Tómate las cosas como vienen y ríete más, hasta que logres resquebrajar cada una de tus máscaras y relajes el fardo púbico! Ahora levántate de ahí, de tu atalaya, y tras este Feliz Cumpleaños, Angus, bajas y me invitas a una cerveza... si excepcionalmente llevas algo más que calderilla piadosa en el bolsillo. Después, si te viene en gana, puedes escribir este relato más que felicitación de cumpleaños, desdiciendo a Truman Capote con un tercer acto bien escrito en este juego más o menos bueno de la vida. Mejor me invitas no a una, a unas cuantas cervezas. "¿Otro porro?" "Venga". (¡Bromista!)


Nos vemos el año que viene (si Dios quiere).


Fdo.: "Alguien, cualquiera"


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