Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



domingo, 30 de octubre de 2022

"El cielo puede esperar"

 


El cielo puede esperar.


Aunque esté abierta la puerta al Otro Lado.


Aunque este incómodo calor disfrace el miedo al tránsito.


Aunque la muerte sea olvido, vaho, y en vida recordemos con persistencia que ya somos muertos que no viven o reflejos en un espejo empañado.


Aunque en este silencio no se oigan los susurros, ni menos los secretos.


Aunque la paradoja nos lleve a celebrar lo que en verdad no se desea conmemorar, costumbre desvanecida entre otros ecos lejanos.


Aunque las flores, las luces, un dispendio vivo, sea para los que no están y solo están en nuestra suplantación y oscuridad.


Aunque el morbo, la sugestión, la mirada afuera, contigua, formen parte del espectáculo y el aroma de los crisantemos sea asimismo de plástico.


Aunque ahora, cuando ellos no nos oyen, nos empeñemos en decirles lo que entonces no les dijimos, por prisas o vergüenzas, de mañanas y prórrogas, cuanto callamos, con el peso de las cenizas mojadas por unas lágrimas que rodaron o por una lluvia ya nostálgica que jamás se llevará nada. 


El cielo puede esperar, con la puerta abierta de recuerdos que viven de  óbitos o estos son sepultados más hondos y aliviados; porque a aquellos que se fueron los seguimos reteniendo a este lado con golpes de pecho más  menos actuados, anclados con más cruces y mármol, sin vuelos.



"El cielo puede esperar"

F.J. Calvente.

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