"Un poeta no debe buscar palabras bellas, sino silencios expresivos."
Este es el titular, en el "Málaga Hoy" del domingo, de una entrevista a la escritora rumana Ana Blandiana. Aunque con este título ya sobren las palabras, y sí más sigilo, la respuesta a una concreta pregunta de la autora de "Variaciones sobre un tema dado", fue como sigue:
"Siempre he pensado que el artista es un mago, no un artesano. Para mí, el poeta no es alguien que martillea las palabras para que suenen bien, sino alguien que intenta que el silencio que las separa sea expresivo."
Con todo, al mirar, en silencio, o al mirar con otros ojos de adentro, el cerrado y abandonado callejón al final de todos los finales de calle Sevilla de Ronda, con ese martilleo febril e incisivo de unas letras recién leídas, entendí que la poesía no tiene porqué desbrozar la gris y enrevesada maleza de la existencia, sino permitir, acaso en la pulsión de uno de sus silencios recogidos, con determinación, con convulsión, aflorar un milagro de belleza.
"Flor silenciosa"
F. J. Calvente.
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