Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



martes, 10 de enero de 2023

"MISTERIO"

 


El último fuego, aunque del mismo modo fue el primero. La instantánea de hace unos días, destacada entre el fárrago de  otras en el móvil y aún huérfanas de palabras. Un cartón entre las llamas, donde no hay letras, solo las de una autoría inmediata. El fuego que recuerda al lugar y al momento, festividad de Reyes,  atardecer. En buena compañía. Un cobijo agradable. Un silencio de sierra encantada. Un olor a año incinerado y a limpia expectativa. Contento en los niños y en los no tan niños. En todos. Un fuego inaugural y al mismo tiempo postrero que envuelve a un misterio entre su misterio. Un misterio. En la víspera fueron unas piedras y curiosos objetos que la noche arrojó a (...) desde su secreto y vacío. Un pájaro raro revoloteó el ocaso. Un anuncio. Otro. Y de una manera más contundente, al día siguiente, el de la imagen, juntos en torno a ese fuego preliminar y concluyente, con un horizonte de más ascuas latentes a las del hogar y derramado por las cárdenas peñas, un desplome de enser agudo y estruendoso; asimismo milagroso por la indemnidad de los familiares presentes, muy inquietos y desamparados de certezas o cohibidos por el miedo. Un mueble descuajeringado fuera, en la calle. Un muñeco decapitado. La cabeza del caudillo no aparece en el revoltijo de cristales y maderas, de lozas rotas, adornos mutilados, un molinillo de latón abollado, de morteros o almireces íntegros por metálicos, pero pesados, cerámicas y suvenires destrozados, mejor. Sombras adentro o dudas que estremecen. Un exorcismo o un brindis con cava por la suerte. El aviso definitivo. Esperemos. Porque un espejo seguía llorando lágrimas negras, tal vez de nostalgia por un azogue perdido o del que fue despojado.

 

"MISTERIO"

F.J. Calvente.

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