“Le había
entregado una razón para escribir sus propias palabras, para que descubriera
que las palabras también le habían salvado la vida”.
Érase una
vez un pueblo donde las noches eran largas y la Muerte contaba su propia
historia. En el pueblo vivía una niña que quería leer, un hombre que tocaba el
acordeón y un joven judío que escribía cuentos hermosos para escapar del horror
de la guerra. Al cabo de un tiempo la niña se convirtió en una ladrona que
robaba libros y regalaba palabras. Con esas palabras escribió una historia
hermosa y cruel que ahora ya es una novela inolvidable… Esta es la sinopsis del
Best-Seller (o un libro muy vendido) de Markus Zusak “La ladrona de libros”.
Sin embargo, para mí, no será una novela inolvidable. Cierto que, al principio,
me gustó, quizás por lo novedoso de su narrador, o narradora, la Muerte, quien
cuenta la historia de la protagonista, o mejor la co-protagonista, Liesel
Meminger; pero el desarrollo fue decepcionándome en tramos que se hicieron cada
vez mayores y a los que aquellos matices poéticos que abrieron mi interés por
el relato, en un contexto de descripciones evocativas y sensibles, muy
originales, cayeron en un exceso de cuadros rentabilizados en el
sentimentalismo y la lágrima fácil, en forzados escenarios bregados en
emocionar al lector y que, a estas alturas de mi existencia, me han aportado
poca cosa…
“Vieron
acercarse a los judíos como un torrente de colores. La ladrona de libros no los
describió así, pero puedo asegurar que eran eso exactamente, pues muchos de
ellos morirían. Me saludarían como a su último amigo del alma, con sus huesos
de humo y sus espíritus a la zaga”
“Si
quieres caldo, toma dos tazas”, o lo mismo, si has leído El Niño del Pijama de
Rayas, he aquí otra historia de tópicos de la Alemania nazi durante la II
Guerra Mundial. Es mi opinión, conste, en la cual entra también el momento y
circunstancias en que he leído la novela, vale. Por otro lado, justo
reconocerlo, es una literatura que se abre con fuerza y aceptación en los
jóvenes y que no disgusta, incluso llega a enternecer, a una mayoría de adultos
que exigen historias, de hecho, que les conmuevan. No es un libro malo,
insisto, solo, a mi parecer, lento, blando, aburrido a veces, con una historia
que se puede contar en la mitad de sus cuatrocientas y pico páginas; y que, y
mira que me empeñé en dejarme llevar en tanto bueno como me decían, no lo hizo,
complacerme; si bien se deja leer, la sorpresa fenece en una de esos tantos
escombros tras un bombardeo aliado. Mi dictamen, insisto: objetivamente es un
buen libro, subjetivamente me causó indiferencia. Solo su principio, algo del
final, la singular poética en sus descripciones, y las amargas y cáusticas, en
ocasiones, observaciones de su protagonista, la Muerte, lo salvan.
“El
corazón de los humanos no es como el mío. El de los humanos es una línea,
mientras que en el mío es un círculo y poseo la infinita habilidad de estar en
el lugar apropiado, en el momento oportuno. La consecuencia es que siempre
encuentro humanos en su mejor y en su peor momento. Veo su fealdad y su belleza
y me pregunto cómo ambas pueden ser lo mismo. Sin embargo, tienen algo que les
envidio: al menos los humanos tienen el buen juicio de morir”
Veré la
película de Brian Percival, a lo mejor cambio mi opinión con ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario