“La intuición puede ser más insidiosa y más sensata que el propio
cerebro. Y raras veces se equivoca”
Este año la festividad de Todos
los Santos, Samhain, Halloween –que cada cual escoja el detalle que prefiera o
los acoja todos- ha tenido un matiz ciertamente especial para mí. Esta
celebración ha coincidido con la lectura de un libro, de un magnífico ensayo de
Espido Freire: “Los malos del cuento. Cómo
sobrevivir entre personas tóxicas” (Ariel, 2013) Y el mencionado matiz de la
efeméride, por la circunstancia literaria, ha permitido, y señalado, que entre
las personas que he visto disfrazadas de monstruos o monstruos que disimulan su
maldad en perfiles humanos, concretara e incluso idealizara, ponerles cara, a personas
que por su iniquidad, sin lugar a dudas tóxicas, hacen mi vida más difícil; y
de la misma manera, este cuento tan real me ha permitido que les pierda el
miedo, a mis engendros dañinos, o a dirimir mis recelosos respetos, para
armarme del valor necesario de plantarles cara y si no huir, a reírme, a
extender un légamo de indiferencia sobre ellos. Suceso, o dichoso accidente, como
digo suscitado por esta guía, por este manual de la autora de “Melocotones
helados”. Rubricar, en cualquier caso, lo que leí y me atrajo de su
contraportada: “Nos enfrentamos de manera
continua a seres que deciden comportarse de manera ilegal o dañina. Este libro
pretende hablar de las personas y relaciones perjudiciales más frecuentes, de
la posibilidad de detectarlas, y de, si es posible, escapar de ellas, y
pretende hacerlo con la ayuda de los ejemplos más antiguos que existen.” Sea
como fuere, con independencia de uno u otro matiz, de una u otra intención o
deseo, me lo he pasado bien, francamente bien, primero con la lectura y luego (y
en ella) a poner rostros a mis monstruos particulares con personajes de fábula,
mitológicos o cinematográficos. Reír. Reír de ellos, de mis malos del cuento, en
la inconsciente y eficaz manera de destruirlos.
“La vida puede rehacerse a cada momento, y en innumerables ocasiones”
Me gustaría insistir en que “Los
malos del cuento” de Espido Freire no es una novela, sino un ensayo que toma la
forma de una “guía de supervivencia”, muy útil, práctica, original y amena; en la
que radiografía magistralmente la maldad humana a través de determinados
especímenes que nos rodean, oscuros, da igual el género, ilustrándolos o
asociándolos con personajes de los cuentos tradicionales, de algunos personajes
mitológicos clásicos o nórdicos, de la Biblia incluso, con la intención de que
a través del símbolo, del icono o la imagen, los arquetipos, puedan detectarse
mejor los pormenores de su naturaleza malvada y, al mismo tiempo, ofrecernos el
método para contrarrestar o alejar su particular maldición en nosotros. Admirable
la autora ya no solo por el ingente acopio de información (psicólogos,
periodistas, víctimas, crónica negra... grandes dosis de intuición y sentido
común…) sino por hacer de esa vasta documentación una síntesis lucida, una
cuestión pericial y, además, hacerla fácil y comprensible, contextualizándola
con sucesos como, por ejemplo, el de Marta del Castillo... La sinopsis
editorial de la obra recoge perfectamente el mensaje y su intención:
“En lo más profundo del bosque o a la vuelta de la esquina, abandonados
a las mentiras del lobo disfrazado de abuelita o del internauta anónimo,
fascinados por la sonrisa seductora del vampiro o del vecino rijoso… la maldad
nos acecha. Porque, como sostiene Espido Freire, «los monstruos existen».
Habitan entre nosotros, lo queramos o no; forman parte de nuestra vida
cotidiana, desde tiempos inmemoriales: sutiles o sangrientos, sibilinos o
brutales, familiares o desconocidos. Son los malos del cuento. Durante siglos,
los mitos, las leyendas y los cuentos de hadas han dado cumplida noticia –y
aviso– de su presencia, a la par que han servido de guía para enfrentarse a
ellos.
Y eso justamente es lo que se
propone esta «guía»: servir de ayuda para detectar, identificar y eludir a las
personas y las situaciones dañinas. En un recorrido tan personal como lúcido,
Espido Freire relaciona los arquetipos más recurrentes del malvado con las
obras literarias de toda índole que nos han aleccionado sobre sus peligros, sin
obviar las referencias a tristes sucesos de actualidad. Ameno y escalofriante a
partes iguales, el texto nos recuerda algo que sabemos pero que a menudo nos
empeñamos en silenciar: el mal existe y debemos estar alerta. Por nuestro
propio bien.”
“Los malos del cuento” es una
guía de vida para sobrevivir a esas personas tóxicas que encontramos en la
familia, en el trabajo, en la vecindad y la amistad, en nuestras relaciones
sentimentales, aportando las claves necesarias para escapar o enfrentarse a
ellas. Ensayo estructurado en diez apartados con su propia “Guía de
supervivencia”: “I Vampiros: Los que se
alimentan de ti. (Drácula, Lestat, Edward Cullen) II Hombres lobo y ogros: Los
que quieren comerte. (El lobo de Caperucita, el ogro de Pulgarcito, Grendel y
su madre, el Dragón) III Brujas: Las que quieren destruirte. (La bruja de la
casita de chocolate, Medea, Dalila) IV Madrastas, suegras y hermanastras: Las
que quieren ser tú. (La madrastra de Cenicienta, la suegra de la Bella
Durmiente, la madrastra de Blancanieves, la hermanastra de las Hadas, la bruja
de la Sirenita, la Reina de las Nieves) V Los Psicópatas: Los que pueden
matarte (La bestia de la Bella y la Bestia, Barba Azul, Krimilda de los Nibelungos,
Procusto, El Extranjero) VI Familia y Vecinos: El peligro cercano. (El padre de
Piel de Asno, el padre de la Princesa y la Sal, el padre del Hijo Pródigo,
Jacob, Lía, las Grayas, el Gigante Egoísta) VII Jefes y Compañeros: Los nuevos
reyes, los antiguos vasallos (David, Caín, Loki, Euristeo, Neso, la Golondrina
del Príncipe Feliz) VIII Los Manipuladores: Los que obtienen lo que quieren a
toda costa. (El rey de Griselda, el marido de El Mozo que casó con Mujer Brava,
el Pequeño Príncipe) IX Los Narcisistas: Los que te cazan con su encanto.
(Narciso, Dorian Grey, Teseo, Jareth)” Y una notable conclusión en “X Un vistazo a las víctimas: Caperucita Roja
y Hansel de nuevo en el bosque”. Un libro genial. Muy recomendable de leer
y de repasarlo de vez en cuando.
“No somos héroes. No somos princesas. Somos seres humanos a merced de otros
seres humanos, con los que intentamos convivir como mejor sabemos. No existen
los finales felices; todos atravesamos infelicidades, enfermedades y problemas,
y al final morimos”
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