Días de cuentos, de relatos
cortos. Éstos que quizás no pasan del día, de unas horas, necesarios para
ciertos olvidos o abstracciones “exprés”, de efecto inmediato; ante los
problemas para los que como yo resolvemos con lectura, con mucha lectura, con
mucha lectura que arrebata tiempo al sueño, intensidad a los contratiempos,
gravedad a los obstáculos ¿Acaso leer no es soñar? Por otro lado, he aquí estas
líneas, no estoy, no tengo ánimo, no me encuentro a gusto para mis “rebuscadas”
reseñas, no estoy ni tengo el arrojo para extender estos relatos cortos. Supongo
que serán condescendientes. Gracias. Y dicho esto, relatos cortos, decía o más
bien escribía cuando antes los leía:
De la mano de Emilia Pardo Bazán, la condesa autora
de “Los pazos de Ulloa”, he leído el cuento gótico “El Conjuro”, relato
fantástico publicado en la antología de 1885 “La dama joven”, en éste un
nigromante logra arrancar a sus viejos grimorios la palabra certera que invoca
a los príncipes de las tinieblas. Y “El contador”, de “Cuentos Completos”,
sobre la propiedad y la infidelidad.
Otro fantástico relato gótico,
sombrío, genial, es “El mortal inmortal” de la autora de “Frankenstein”, Mary Shelley, un singular inmortal
que a pesar de su imposibilidad para morir continúa siendo mortal.
Luego, abandonando la temática
oscura, “El rincón feliz”, o el doble como recurso literario, y “La
muerte del león”, o las estupideces del tiempo a propósito de la
condición social y moral de la literatura y los literatos, de Henry James, maestro de la
corrupción moral y personal. Dos relatos que revelan la peculiar ira del
norteamericano, la que le provocaba cuanto había perdido y cuanto, en nombre
del progreso, había marcado aquella ciudad que conocía tan bien, a la que amaba
y odiaba, Nueva York. “Cuando conozcan a
un genio tan brillante, evítenle el terrible deber de ser también una
personalidad”
Y, por último, mención aparte y
especial, ya que siempre es un placer leer a este argentino universal, y
especialmente en sus relatos, donde la multiplicidad de temas le permite una
mayor experimentación y alambicar el lenguaje de las más distintas y
sorprendentes maneras, el libro de cuentos de Julio Cortázar, “Las armas secretas”:
“Cartas de mamá”, la identificación del medio, de la tierra,
en la distancia, esa pareja de argentinos afincada en París y con el alma allá.
El París tan argentino del autor.
“Los buenos servicios”, a través de las reflexiones y
sentimientos de una pobre sirvienta, Cortázar nos muestra la falsedad que hay
en las relaciones sociales acomodadas y cómo una mentira puede adquirir matices
de verdad solo con expresarla.
“El perseguidor” es uno de los cuentos clásicos de Cortázar.
Tanto que éste lo considera como la frontera de su creación literaria, un antes
y un después, un nuevo sentido de la realidad y de narrarla: los análisis
múltiples de la misma, un uso novedoso del lenguaje, de la prosa, creando
imaginarios inéditos en la literatura. Este relato, dicho de alguna forma,
habla de la transfiguración del músico de jazz Johnny Carter (un homenaje a
Charlie Parker) que, alucinado, (la droga), regresa del mundo de la muerte con una
valija de sonidos intraducibles a los que intenta condensar en las notas de su
saxo. Una recreación de Orfeo en el mundo del jazz y de la crítica musical. ¿Por
qué se crea arte? “Ir a un encuentro no
puede ser nunca escapar, aunque releguemos cada vez el lugar de la cita; y en
cuanto a lo que pueda quedarse atrás, Johnny lo ignora o lo desprecia
soberanamente”
“Las babas del diablo”, para mí el mejor cuento, o el que
más y atractivas sensaciones me deparó desde su superposición de planos y
realidades. Imposible sustraerse ante esto: “Nunca
se sabrá cómo hay que contar esto, si en primera persona o en segunda, usando
la tercera del plural o inventando continuamente formas que no servirán de
nada. Si se pudiera decir: yo vieron subir la luna, o: nos me duele el fondo de
los ojos, y sobre todo así: tú la mujer rubia eran las nubes que siguen
corriendo delante de mis tus sus nuestros vuestros sus rostros. Qué diablos.”
La historia de un fotógrafo que, cuando revela unas instantáneas, comprende que
se ha adentrado en otra realidad distinta a la que él pretendía captar. Magistral
cómo sustenta la realidad desde lo irreal, o lo surreal: “Michel es culpable de literatura, de fabricaciones irreales. Nada le
gusta más que imaginar excepciones, individuos fuera de la especie, monstruos
no siempre repugnantes” Un magnífico ensayo acerca de cómo la perspectiva y
el modo de contar las cosas influye en el mundo material: “Levanté la cámara, fingí estudiar un enfoque que no los incluía, y me
quedé al acecho, seguro de que atraparía por fin el gesto revelador, la
expresión que todo lo resume, la vida que el movimiento acompasa pero que una
imagen rígida destruye al seccionar el tiempo, si no elegimos la imperceptible
fracción esencial. No tuve que esperar mucho.”
“Las armas secretas”, es
un embrión de lo que luego será “Rayuela” y su cumbre surrealista o
experimental o sencillamente eminente. Un relato de horror cotidiano en el que
apariencias, recuerdos y realidad se mezclan, llevando a un final abierto en el
que no se sabe qué interpretación es la real, y ni siquiera si importa en
realidad.
Días de cuentos, de relatos
cortos para atenuar punzantes sentimientos.
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