Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



jueves, 31 de marzo de 2016

LIBROS QUE VOY LEYENDO: "Tuya" de Claudia Piñeiro

“Y en medio de tanta oscuridad, ver la luz y darme cuenta de qué era lo importante, cuando yo misma acababa de encender el fósforo para el incendio, me dio mucho miedo”



En un suplemento Babelia de El País me encontré con la argentina Claudia Piñeiro, bajo el titular “Se buscan: 15 voces de la novela negra”, escritora de la que hasta entonces no sabía nada. Y me interesaron sus palabras: “El género se reinventa. Ya no importa quién mató y porqué, sino un estado de cosas”.

“Yo siempre tapo todos los silencios, cubro los baches cuando una conversación no está bien armadita. Es como un don que tengo.”

“Tuya” (Alfaguara, 2010 (2005)) ha sido la primera novela que he leído de Claudia Piñeiro y con seguridad no será la última. Me ha gustado, mucho. Esta domina el “género policial” (a continuación justificaré las comillas) imprimiendo su marca personal, exclusiva, interesante. Y me ha gustado, asimismo, por lo diferente, por aquella reinvención del arquetipo policíaco en boca de la autora, tanto que esta novela podría o no incluirse en la narrativa negra. En todo caso “Tuya” es un thriller melodramático, negro, intenso, sutil, ágil, vertiginoso, expectante. “Tuya” no trata de develar un crimen ni descubrir quién lo cometió, ya que este contexto se descubre en las primeras páginas, sino asistimos a una fascinante exposición del comportamiento humano en sociedad, en la sociedad actual argentina, (me encanta la peculiaridad de las voces argentinas) donde se juzgan o, más bien, se estiran sus valores y principios hasta un extremo imposible por lo forzado, el equilibrio entre el bien y el mal. De hecho, Inés, su personaje principal, destroza estos principios de la convivencia con tal de mantener un cierto orden en su vida familiar, sosteniendo en su desempeño la propia investigación y trama del supuesto caso policial y, circunstancialmente, por el despliegue de sus llamativas destrezas. Diferente, además, por el uso de varios registros narrativos, por sus tres estilos diferentes: el grueso de la narración en primera persona, correspondiente a Inés Pereyra, los capítulos de expeditos diálogos, más en la parte secundaria o paralela de la hija de esta y Ernesto, Lali, y otro modo llamémosle formativo en la exposición de investigaciones, apuntes, notas del mundo judicial, forense, criminológico, narrado en tercera persona y que dan imagen de un caleidoscopio poderoso. Magnífico relato porque en su breve extensión, la autora ha armado una estructura intensa, con personajes muy bien definidos por sus ideas, sentimientos, hechos, y que atrapa al lector desde el comienzo para no abandonar la lectura hasta su punto final.

“Lo importante era saber si ese papel significaba algo importante para él, o no. Porque en definitiva, y por más que a una le pese, a toda mujer, en algún momento, le meten los cuernos. Es como la menopausia, puede tardar más o menos, pero ninguna se salva. Lo que pasa es que hay algunas que nunca se enteran. Y ésas la pasan mejor, porque para ellas la vida sigue igual.”

“Violencia y engaño. Un retrato implacable de la vida familiar de la clase media. Un corazón dibujado con rouge, cruzado por un «te quiero» y firmado «Tuya» le revela a Inés que su marido la engaña. Tras una llamada a deshoras, decide seguirlo y, sin pretenderlo, se convierte en testigo de cómo Tuya muere a manos de su marido. A continuación, un relato policial vertiginoso. Una mujer dispuesta a todo con tal de conservar su matrimonio y las buenas apariencias.”

Un cuadro breve donde fluctúan con intensidad las infidelidades, el abandono, egoísmos, ineptitud, sexo, matrimonio, dudas, lealtad y algún que otro crimen. Relatado no con un registro oscuro y frío, que también, sino aderezado por la frescura y simpleza de un peculiar sentido común, o responsabilidad doméstica, e igual de divertido por lo entretenido, y en torno a una mujer, Inés, la protagonista absoluta. Ella como muchas mujeres actuales que, desocupadas, con un nivel económico medio-alto, encuentra quizás ese estímulo perdido en su matrimonio, estancado y monótono e incoloro, en un crimen pasional cometido por Ernesto, su marido, personaje donde se nos muestra la doblez del personaje de puertas afuera y adentro del matrimonio, y que ella decide asumir como propio en su dilucidación, o su encubrimiento, y con tal de mantener un orden, su orden familiar.

“Porque era claro que Ernesto sí me estaba mintiendo. Pero lo importante no era eso, sino por qué lo hacía. Ernesto me mentía porque me quería, tan simple y fundamental como eso. ¿Para qué contarme de una aventura extramatrimonial que ya era historia del pasado? "Ernesto es un hombre maravilloso", pensé. No como esos que se sacan la calentura afuera y después vienen a sacarse la culpa en casa. "Querida, no puedo mentirte, tengo que confesarte que me encamé con tu mejor amiga", dicen. "¡Pero mentime, hijo de puta, que es lo menos que me merezco!", habría que contestarles a esos crápulas. Evidentemente Ernesto no era un crápula. Ernesto era una flor de hombre; me mentía, se quedaba con toda la culpa él sólito, se la bancaba como corresponde.”

A lo largo de las páginas asistimos admirados a cómo ella, Inés, planifica las coartadas, investiga a la víctima, urde estrategias, asumiendo, como dije antes, todo el peso de un investigador policial al caso; y en esa apresurada labor, en su primera persona discursiva, ágil, práctica, termina descubriendo un sorprendente pormenor que cambiará para siempre su vida. El cazador cazado…

“Una está preparada para que un hombre la cague, eso es un clásico. Y si nunca te cagaron vivís toda la vida con la espada de Damocles sobre la cabeza porque sabes que un día, más tarde o más temprano, te van a cagar.”

Aunque la otra historia paralela, la protagonizada por la hija del matrimonio, Lali, pueda verse como una carga innecesaria en la novela, por los entramados en torno al crimen, sin embargo constituye un contrapunto indispensable para dar volumen, consistencia, expresión, a la trama principal, evidenciando, a través de la compleja actitud de la adolescente, el comportamiento de los padres y, en definitiva, la mirada crítica, si bien implícita, de la familia modelo de clase media argentina y universal.

Una novela muy recomendable.


“No se llora sobre la leche derramada. Se trae un trapo y se limpia”

1 comentario:

  1. Es interesante y atrapante. La verdad que cada día quería leer más para ver que pasaba con laly y que locura iva a cometer la mujer de ernesto. Pero no me convenció el final, lali teniendo a su hijo sóla y que sus padres no se dieron cuenta...es muy raro. En mi humilde opinión es para pasar el rato.

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