Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



miércoles, 7 de septiembre de 2016

LIBROS QUE VOY LEYENDO: "Historias de Cronopios y Famas" de Julio Cortázar

“… llenar algunas hojitas de papel rosa o verde con las palabras que me gustan, con sus juegos y sus brincos y sus rabiosas querellas



No suelo hablar, o escribir, sobre estos libros que leo entremetidos junto a otros. Libros en su mayoría que son relecturas, como este. Libros en su mayoría de relatos, como este. Libros, como los llamo, de los medios tecnológicos, del móvil, el Kindle…, los de la comodidad y necesidad por llevarlos siempre encima. Libros de las colas, así también los llamo, y de las esperas (en el banco, en el súper, en el SAE, colegio o en el médico, …) de las colas y de las esperas cada vez mayores, cada vez más ingratas en las que me evado de pensamientos igual de ingratos leyendo, releyendo, mientras llega mi turno y el suspiro. No suelo escribir sobre estas lecturas a salto de rama, pero con este libro, por supuesto, tengo que hacer una excepción. “Historias de Cronopios y Famas” de Julio Cortázar y del que atesoro en papel la edición de 1968 de Minotauro. Una excepción para un libro de relatos legendario y de un autor inconmensurable. La mirada poética que trasciende la miseria y uniformidad de la cotidianidad para crear un mundo paralelo, de acuerdo que surrealista, solo así podía serlo, con imaginación y humor.

“Pasa que los cronopios no quieren tener hijos, porque lo primero que hace un cronopio recién nacido es insultar groseramente a su padre, en quien oscuramente ve la acumulación de desdichas que un día serán suyas”

Pese al surrealismo, constituye un fiel reflejo de la sociedad de cualquier momento, de cualquier tiempo; donde las alegorías, las metáforas, la risa caustica, además de atenuar el tedio, o la intranquilidad, permite respirar, el desahogo a través de la risa, o a reírse de lo habitual. Un libro compuesto de cuatro partes:

1.- Manual de Instrucciones. O la caricatura de la cotidianidad, de las rutinas que por esta vez son susceptibles de reflexión, diseccionada, profunda. El humor, la ironía, en las instrucciones “para llorar”, “para subir una escalera”, “para dar cuerda al reloj”, “para el miedo” … La sublimidad de la sonrisa dentro de una literatura sublime, cómplice con lo impensado del lector.

2.- Ocupaciones raras. O las historias de una familia, “Somos una familia rara. En este país donde las cosas se hacen por obligación o por fanfarronería, nos gustan las ocupaciones libres, las tareas porque sí, los simulacros que no sirven para nada. Tenemos un defecto: nos falta originalidad.” Roles, apariencias, lo políticamente correcto, donde es imposible no sentirnos identificados con una o muchas de sus situaciones; no tienen que ser sobre la conducta a adoptar en un velatorio, o a cómo tildar acertadamente los apodos... De entre estas ficciones destaco a la de cómo perder un pelo en un lavabo y para después encontrarlo e identificarlo del fárrago de los demás; o la de las ocurrencias y disparates de una tía con fobia a la posibilidad de caer de espaldas, por el miedo al presenciar una cucaracha en ese lance, consiguiendo contagiar su pavor al resto de familiares.

3.- Material plástico. O relatos de una simplicidad laboral u ocupacional, experiencias placenteras; tales como la de cortar una pata a una araña y enviársela al Ministro de Relaciones Exteriores con la intención de que éste renuncie a su cargo… Y muchas otras inolvidables: el diario que deja de ser diario por un uso determinado para luego volver a serlo, de un mundo de escritores que al ser tan numerosos agotan los medios, tinta y papel y lugar, en los que dejar constancia de su trabajo, el hombre sin cabeza que no pudo ser enterrado por una huelga general, la tristeza de las gotas de lluvia…

4.- Historias de Cronopios y de Famas. O el surrealismo culminante de lo cotidiano en veinte historias. Aquí intimamos con los Cronopios, “esos verdes, erizados, húmedos objetos
que no tienen nada que ver con el tiempo, de una genética díscola, idealistas, sensibles, heréticos y desordenados, los que sufren y aman el mundo a la par y en una metáfora de la clase media, imitadores de los famas que no alcanzan ninguna definición por su mediocridad, de ahí ansían que sus hijos tengan sangre de fama, divulgado en el cuento “Eugenesia”, pero a los que educan según el modelo cronopio; los Famas o burgueses, convencionales, rígidos, cívicos y poderosos, ocupan el liderazgo político y empresarial, seres alados que propagan las malas noticias; y los Esperanzas, entelequias anodinas, rutinarias, primitivas, despreocupadas, alegoría de las clases más bajas, sometidas a unos o a otros, a Cronopios o Famas. El lector asiste en esta parte a una sincera extrapolación figurativa de la propia realidad, con sus dos maneras de entenderla y de interpretarla. Una crítica ácida del poder, o contra el sistema, salvando a las víctimas del mismo, en una concienciación que discurre en un doble ámbito: el sociopolítico y el íntimo.

“Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de calle en la mesa de luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle. Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta”

Un libro de cuentos que releeré, seguro, en algunas que otras colas más o en las ingratas esperas, como un “Esperanza” sin expectativas. Un libro imprescindible entre la prosa y la poesía, la filosofía y la farsa, la realidad y la fantasía, capaz de arrancar una mueca de asombro, y de sonrisa, con la que desmoronar, sean por un tiempo, las amargas preocupaciones, el aburrimiento o la seriedad de los que tenemos delante y, en cambio, nos sentimos detrás de ellos. Gracias Cortázar, por tu complicidad.

“Solamente vendrá lo que tienes preparado y resuelto, el triste reflejo de tu esperanza, ese mono que se rasca sobre una mesa y tiembla de frío. Rómpele la cabeza a ese mono, corre desde el centro de la pared y ábrete paso”


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