Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



viernes, 28 de octubre de 2016

LIBROS QUE VOY LEYENDO: "Harry Potter y el legado maldito" de Jack Thorne, John Tiffany y J.K. Rowling

“El futuro es algo que tenemos que crear”



Lo reconozco, y con amable nostalgia. Y eso que al principio me mantuve esquivo, ajeno a comentarios, invitaciones, sugerencias, de amigos y otros lectores, seducidos por aquel nuevo éxito de la literatura juvenil, Harry Potter, para que leyera, y luego opinara de esta creación de J.K. Rowling; pero terminé por claudicar, abordando la lectura, como no podía ser de otra manera, por el principio de la historia, con “Harry Potter y la Piedra Filosofal”. Sentí la pluma de Rowling y comprendí la magia que hizo cautivar a mi entorno lector y a una generación. Ahora, con mayor perspectiva, y aprovechando la última lectura al respecto con este “Harry Potter y el legado maldito” (título original en inglés: “Harry Potter and the Cursed Child”) (Océano/Salamandra, 2016) creería que entonces fui víctima por parte de algún conocido o amigo de cierto encantamiento o hechicería, enseñadas en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería a golpe de varita mágica, con uno de aquellos “Accio”, “Engorgio”, “Lumos”… o un “Expelliarmus” para arrojar de mí la curiosidad por otros libros, o un “Expecto Patronum” para defenderme de los “Dementores” de la literatura “seria”,  o un “Vingardium Leviosa” para hacer levitar permanentemente el libro frente a mis narices o mejor yo paralizado ante este con un “Petrificus Cotalus”; del mismo modo no necesité de sortilegios o maldiciones más poderosos y convincentes como “Sectumsempra”,  “Imperius”, “Crucio”, ni menos la conclusiva “Avada Kedavra” para encandilarme con aquel primer libro y continuar estándolo hasta el séptimo y último de la saga. Y en este momento, con todas sus circunstancias y a las que me referiré tras la sinopsis del presente ejemplar, he vuelto a reencontrarme con la emoción, y satisfacción, de esta magnífica saga de aventuras mágicas.

“Ser Harry Potter nunca ha sido tarea fácil, menos aún desde que se ha convertido en un atareadísimo empleado del Ministerio de Magia, un hombre casado y padre de tres hijos. Y si Harry planta cara a un pasado que se resiste a quedar atrás, su hijo menor, Albus Severus, ha de luchar contra el peso de una herencia familiar de la que él nunca ha querido saber nada. Cuando el destino conecte el pasado con el presente, padre e hijo deberán afrontar una verdad muy incómoda: a veces, la oscuridad surge de los lugares menos pensados.”

Me ha gustado “Harry Potter y el legado maldito”, porque ha sido un esperado reencuentro con las novelas (luego las películas) que me hicieron disfrutar de buenos momentos y con las que alejar de mí, en ese tiempo de evasión, las preocupaciones propias de la existencia, de las miserias y rutinas. Y no me importa, por tanto, lo que se pueda argumentar de esta obra, sobre todo por los detractores que la consideran un añadido, uno de esos “fan fiction”, y no del octavo libro de la serie. No me importa que no sea una novela como las anteriores, sino una obra de teatro escrita por Jack Thorne (por supuesto basada en una idea de J.K. Rowling) y dirigida por John Tiffany. No me importa y puesto que este reencuentro, insisto, ha hecho posible proyectarme una vez más al universo Harry Potter, con sus peculiaridades, vale, pero no por ello lo hacen menos interesante o adulterado. No quiero más de lo que no sea y ha sido un nuevo viaje interesante, fantástico, ameno e idealizado al mundo mágico de Harry Potter. Con esto me quedo, y satisfecho.

Un viaje que comienza donde terminó diecinueve años atrás con “Harry Potter y las reliquias de la muerte”, en el Andén 9 y ¾ para tomar el tren rumbo a Hogwarts, con la aparición de una nueva generación de magos de entre los que destacan Albus Severus Potter, hijo de Harry y Ginny, Scorpio Malfoy, hijo de Draco… y hasta un presunto descendiente del mismísimo Lord Voldemort. No digo más, para evitar spoilers. Solo que en esta historia de historias, ya sabrán porqué, el guion se estructura y desarrolla en torno a la reparación de una injusticia sucedida en el pasado y como reivindicación personal del presente. A través de un “giratiempo”, un artefacto mágico y prohibido, se suceden las incursiones en el pasado para rectificar tal error injusto; sin embargo, modificar el pasado supone que las circunstancias del presente cambien, sean muy distintas y… oscuras. De ahí que esta intención o historia principal, por los saltos al pasado, provoquen nuevas historias alternativas en el presente, como aquello de “lo que hubiese ocurrido si…” durante la gran batalla hubiese vencido Voldemort para imponer su reino del mal. Muy sugerente.

“Ellos fueron grandes hombres, con grandes defectos, y ¿sabes?, esos defectos casi los hicieron más grandes”

Por otro lado, si bien sea su tema principal, no se trata de una de tantas historias de lucha entre el bien y el mal, no, lo cual acerca esta aventura a las otras y distintivas de Rowling. La reivindicación de la identidad adolescente, la problemática responsabilidad de ser padres, del deber con los demás… son temas profundos que también se entretejen con un nuevo triunfo del bien contra el mal. No importa, al contrario, que en esta obra de teatro los personajes y determinados contextos continúen varados en el pasado, en la saga anterior, como un Harry Potter a quien no parece que tenga ya cuarenta años, más acusado en el caso de Ron de quien se piensa está aquejado del Síndrome de Peter Pan… Pero Hermione sigue siendo Hermione, y hasta Draco Malfoy ya no es tan… malo, tan “mortífago” o seguidor de Voldemort. Por otro lado, Albus Potter y Scorpio Malfoy darán mucho juego al mundo mágico de Harry Potter…

Por último, no voy a juzgar si el texto teatral es pobre o no, si sus diálogos son simples o no, si la trama en dos actos no aporta nada nuevo que ya no haya sido recreado en las novelas previas… No. Agradezco estos ratitos que me han ocupado la lectura de este “Harry Potter y el legado maldito”, por su entretenimiento, por su atractiva capacidad para hacerme ver e imaginar, otra vez, el espectacular universo Potter. Un placer.


“Dumbledore: Aquellos que nos aman realmente nunca nos dejan, Harry. Hay cosas que la muerte no puede tocar. Dolor… y memoria… y amor”

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