"Soñaba sueños que ningún viviente osó nunca soñar", me susurró Poe, quizás no tan sombrío, cuando ayer llegué al frente de la hospedería de la calle Espíritu Santo; entonces concebí que solo había que abrir todas las puertas de la conciencia para permitir a la curiosidad fluir como quisiera.
F.J.Calvente
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