Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



sábado, 26 de mayo de 2018

Cumpleaños Ángela




El reinado de mi hada Ángela llega a la década, diez los años, dos las cifras, aún en su reino sin tiempo y con un espacio infinito para ensoñar; sin ambiciones, ni rencores, sin nubes grises en el horizonte, en su búsqueda y encuentro curioso de la Belleza, del asombro por los colores, de las curvas hacia arriba de su sonrisa permanente, y del fulgor en sus ojos cuando la imaginación, lo soñado, tienen que cumplirse, pues de lo contrario nada tendría sentido.

Con ella, al igual que a todos nos remueve, nos enamora lo imperfecto, su cariño, sus achuchones tan estrechos y apremiantes, a veces tan agobiantes, sus cien mil bailes como si de esta manera alejara la tristeza del mundo, tienen su contraposición, la impaciencia, con la lógica práctica, con memorizar los ajustados patrones de una enseñanza que no admite ni a buenos ni a malos en aventuras apasionantes, los fríos y siempre exactos cálculos, las matemáticas sin matices ni sorpresas. Qué le vamos a hacer, tal vez sea cuestión de tiempo, cuando inevitablemente se despegue de su reino imprevisible, fantástico y onírico, de palacios, castillos encantados, del prodigio de Ladybug, del beso de Luna y Matteo, la piña debajo del mar… y huya o se abandone, como nosotros, en la aplastante subsistencia. La amarga pérdida de la inocencia.

Ojalá que en este año sigan existiendo para ella, y para nosotros, los Reyes Magos, el Ratón Pérez, Fairytopia, Nunca Jamás, Musical.ly, el Just Dance o Zelda… o que su transición en mayor, en mujercita, no suscite muchos sobresaltos, grandes quebrantos; para que con Ángela aún perviva la esperanza, los destellos de luz que cieguen las rutinas, el descubrimiento de la Belleza que nos haga ver todavía esta realidad con sonrojos y dibujos animados, con rosas, azules, tiaras y tules, con sirenas, estrellas, canciones con rima y finales felices; a tirar hacia delante a pesar de los desencantos, con confianza e ilusión. Necesitamos impregnarnos de su polvillo mágico para soportar las dificultades de la vida.

Felicidades Ángela, hija. Besos.

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