Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



jueves, 18 de octubre de 2018

LIBROS QUE VOY LEYENDO: "La fuerza de un destino" de Martí Gironell.

“Dean exprimía el presente para que nunca muriera”




Con “La fuerza de un destino” (Planeta, 2018), la novela de Martí Gironell galardonada con el Premio Ramón Llull 2018, encontré todo cuanto eché en falta en una novela anterior, “Mi pecado” de Javier Moro, reseñada en (http://fjcalv.blogspot.com/2018/06/libros-que-voy-leyendo-mi-pecado-de.html), un decepcionante e insulso collage sobre la actriz Conchita Montenegro que triunfó en Hollywood y al igual, de ahí la referencia y comparación, aunque en el mundo de la restauración, de otro español, Ceferino Carrión; pero aquí en una semblanza dinámica, atractiva e interesante, muy bien desarrollada narrativamente, con una visualidad cinematográfica oportuna y agradable. Este es un relato, asimismo, de lo que podría ser ya no solo la realidad del sueño americano, sino un mensaje para los sueños de todos, los que solo se concretan creyendo en ellos, con disposición y trabajo, con fuerza para cambiar el destino o concebirlos, precisamente, en una historia de película.


Sinopsis editorial:


“Con veintiún años, Ceferino Carrión huye de la gris y asfixiante España franquista en busca de aires nuevos, por lo que embarca en un buque desde Le Havre con destino a los Estados Unidos. En Nueva York cambiará de identidad y se convertirá en ciudadano estadounidense como Jean Leon. Su peripecia vital lo lleva hasta California, donde su espíritu emprendedor y una serie de golpes de suerte lo sitúan a un paso de la gloria, junto a las estrellas de cine a las que admira y de las que se convertirá en amigo y confidente.
Con James Dean planea abrir La Scala, un restaurante que, a pesar de la muerte prematura del actor, se convertirá en un referente en el Hollywood de los años cincuenta y sesenta y que contó con clientes habituales como Paul Newman, Warren Beatty, Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor o los Kennedy.
Con una vida de película, Jean Leon demostró que, con sacrificio y esfuerzo, los sueños, incluso el de elaborar su propio vino, están al alcance de la mano.”


Porque fue un sueño, o un sueño americano quizás, el del cántabro Ceferino Carrión quien, con poco más de veinte años, al igual que miles de europeos a finales del siglo XIX y comienzos del XX, se lanzaron tras la consumación de sus objetivos hacia la seductora Norteamérica. El protagonista, de una España franquista en blanco y negro y sin perspectivas, maniatada, retrógrada, huye a una Francia más proclive, y de ahí, como polizón en un carguero, con frío y hambre, era la octava vez que lo intentaba, alcanza Estados Unidos donde pronto comienza a forjar su destino, a perseguir su ideal: primero como taxista y cuando en uno de sus servicios, Frank Sinatra y Ava Gadner olvidan algo en el vehículo que Ceferino les devuelve más tarde, en gratitud se le ofrece y acepta un puesto de camarero en el prestigioso local de Sinatra, Villa Capri, donde conoce y mereció la amistad de Natalie Wood, Robert Wagner o un Paul Newman de quien dijo que de no ser por él jamás hubiera llegado al actor que fue. Extraordinarios golpes de suerte (y es que la suerte la consigue quien la busca y arriesga) para el conocido Jean Leon, nombre adoptado para burlar su búsqueda como desertor en España, labrándose un futuro prestigioso en la restauración y codeándose con glorias del celuloide norteamericano, como el malogrado James Dean (actor que aparece en la portada de la novela) con quien inició el proyecto del restaurante La Scala en Beverly Hills, y por el que pasó lo más granado de las figuras del momento: Marylin Monroe, Gary Cooper, Lauren Bacall, Clark Gable, Elizabeth Taylor, J. F.Kennedy… Con todos Jean Leon tenía un trato personal correcto, íntimo, receptivo, el perfecto confidente, y una carta gastronómica insuperable, como el famoso plato “mostaccioli Natalie”, en honor a Natalie Wood. Tras un viaje a Vilafranca del Penedès, decidió elaborar su propio vino, el Cabernet Sauvignon Jean Leon, el  que tiempo después se convirtió en uno de los caldos más considerados del mundo, el mismo vino elegido para la cena de investidura como presidente de los EEUU de Ronald Reagan, también amigo, en la Casa Blanca.


“Y cuando los dos descubrieron que habían elegido Hollywood para empezar una nueva vida, se sintieron más cercanos, más aliviados y, de alguna manera, menos solos en aquella ciudad tan abrumadora”


La labor de documentación de Martí Gironell sobre Ceferino Carrión-Jean Leon ha sido impecable, si bien en la novela chirríe un poco el enorme salto entre el antes y su devenir en los Estados Unidos. Por otro lado, resulta meritoria la descripción, viva y fascinante, de la época, de los contrastes de la sociedad americana, con un hábil manejo de los incentivos que aportan las anécdotas, en el ambiente gastronómico, vinícola, o el sentimental destacado con la muerte de James Dean que tanto conmovió y deprimió al protagonista, o la última cena de Marylin Monroe.


“La fuerza de un destino” es una novela histórica, o de época, sugerente, entretenida, que narra la historia de un hombre que consiguió cumplir su sueño; y con quien, con su ejemplo, hacernos entender que siempre es posible perseguir y consumar los deseos. Un libro recomendable.



“-¡Todos hacemos política! Aunque no nos damos cuenta –sentenció-. Hacemos política constantemente en nuestra vida y con nuestras decisiones, porque toda la política que no hagamos nosotros será hecha contra nosotros”

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