Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



sábado, 1 de diciembre de 2018

"Jornada de reflexión"

"Pensar atenta y detenidamente sobre algo", así define el diccionario de la RAE el verbo reflexionar. Hoy estamos, tras una intensa campaña electoral, en la jornada denominada de reflexión, en la víspera de unas elecciones democráticas que afectan sobremanera a nuestra tierra, Andalucía. Una jornada de reflexión dispuesta para realizar un ejercicio mental de análisis, también de crítica, pero sobre todo de responsabilidad, en torno a las distintas propuestas electorales que los diferentes partidos políticos han planteado para ampliar, o tal vez recortar, el estado de bienestar de los andaluces. Y como ejercicio de criterio, se realiza con la mente, no con el estómago o desde otras bajas vísceras y escatologías amargas y odiosas. Para ello, en la reflexión, deben emplearse los usos o mecanismos del propio raciocinio, no del instinto: la mirada comprometida y centrada en el contexto, personal y colectivo, en las relaciones de causa y efecto, en el sentido común, en el significado de las cosas, en la capacidad y voluntad por discernir entre lo lógico y lo absurdo, lo real a lo imaginado, lo veraz al embuste torticero, lo creíble a lo increíble, los agravios personales del interés común, etc; obviando ese ingenuo servilismo, peligroso, aquel de por no realizar un mínimo esfuerzo precisamente de reflexión, honesta y sincera, se deja llevar por lo irreal, por lo impostado, por cuanto acaso calme el picor o el ardor, sin querer desbaratar a bulos e intoxicadores, desprecios y mentiras y odios que persiguen encumbramientos populistas que se sirven sin escrúpulos de la necesidad para enmascarar fines egoístas y supremacistas, cobardes, retrógrados y de un incivismo deleznable; y a los que a poco se rasque en su "encantadora" superficie, la liviana paja que oculta a un pozo sin fondo, se descubre el lodazal y los negros vacíos en los que fingidamente se asienta. Hoy es muy necesario reflexionar en los mensajes políticos serios, objetivos, asequibles y razonables, en las formas de ver la realidad y en cómo transformarla, siempre con juicio, sin demagogias ni hipocresías; y se insistirá en que no desde el odio, el rencor o un sucio maniqueísmo como si fuese la lucha entre dos equipos de fútbol de máxima rivalidad o un ajuste de cuentas o porque simplemente da la gana. No. Reflexionar, con sentido. De cómo, con información contrastada y no tendenciosa, vemos, consideramos la realidad, el recorrido vital hasta llegar a hoy, por nuestra calle, barrio, pueblo y por Andalucía; analizar de manera desapasionada, calculada, qué grandezas y qué fallas observamos en el bienestar de los andaluces, en cómo las propuestas electorales de los partidos políticos afrontan la intención, el reto, la transformación, de cuáles suman y cuáles restan, de las que son meros cantos al sol (o mejor de cara) a las que merecen intentarse. En definitiva, reflexionar, huir de los encantadores de serpientes, del veneno mediático que mata la convivencia y el respeto, del cretinismo y la fantochada, de los agresivos mentirosos que no conducen a nada, solo al enfrentamiento, sino a "pensar atenta y detenidamente" en la suma, no en la resta, y decidir. Una suma verde por Andalucía. Y mañana, a votar.


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