La apacible y generosa armonía de lo soberbio y eterno junto a lo efímero y sencillo, la piedra y la cal, arriba como abajo, cúpula y tejado, espíritu y hogar, crucero y salón, familia y encuentros, templo y morada, historia épica y rutina esférica, campanas y aldabón, oración y cobijo, silencio sagrado y ruido cotidiano, atalaya y guarida, velas y visillos, ventana y vitral... Yo en mi entorno, la alegoría, también su posibilidad: grande en mis insignificancias, pequeño en límites que casi se tocan, altivo y a la vez modesto, con voluntad de oír, sentir y decidirme a ser conforme a aquello.
Barrio San Francisco de Ronda. Calle Marbella. Iglesia del Espíritu Santo. Ahora.

No hay comentarios:
Publicar un comentario