Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



sábado, 6 de julio de 2019

"NOCHE ¿EN BLANCO?"


Y en la "Noche en Blanco", rodó la noche más negra, la más oscura para hacer visible el roce titilo de las estrellas, de destellos que zigzagueantes braceaban en retinas sorprendidas y desprendidas del peso de grises rutinas; allí, allá, arriba, muy alto, guiñaban las farolas con su ociosidad discreta, refulgía la piedra con el sencillo barniz de las sonrisas que con afecto miraban afuera, ni la luna, desapercibida y detenida en su dorada curva aplatanada por la Virgen de la Cabeza, competía con su luz en la oscuridad profunda de un cielo que se hizo tierra. Y descollando, jamás tan cercana a esa altitud favorable, sincrética, el faro mudéjar de Santa María la Mayor, la cálida llama prendida por amaneceres y ocasos que esta noche ¿en blanco?, más solidificada, y porque helada heriría con su paradoja, se adivinaba, tan vívida y perpetua. La lumbre que guió e iluminó un errar humano ajeno al universo por este escenario rondeño salpicado de emociones, curiosidad y acaso algún acicate de trascendencia.

”NOCHE ¿EN BLANCO?"
© F. J. Calvente 

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