Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



sábado, 24 de octubre de 2020

"Perdonen que no me levante"

 Y digo yo:


Acabo de comprobar cómo en los tristes mentales, proliferan últimamente al igual que estas numerosas alúas al sol y en las calles, «una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad», rendidos al fascista Göbbels y a un entendimiento "político", o mejor fe, alienante, reduccionista y excluyente; y más si con ello nutren la negrura insaciable de sus miedos e inseguridades, unas limitaciones que solo ellos hacen evidentes y grandes. Y así rechazan, con violencia, con desprecio, la luz del diálogo, un saludable e inteligente contrastar opiniones o si se prefiere de subjetividades,  desde la moderación y el respeto, la honestidad y sinceridad, desde la amistad y confianza o las que una vez llegaron a ser o yo tan equivocado estaba. Imponiéndose con ese ruido de vísceras, y, como el rencor, provocándolos, además de haciéndolos más calvos y no por algún esfuerzo intelectual, en sordos tabernarios y groseros. Venga la cerveza y ¡Viva España! Y yo, en estos momentos, tan a gusto y riendo; también esperando, por qué no, a que hoy, en vez de un cambio de hora, para esos debería acontecer un cambio de ahora. 


Disculpen si no me levanto.

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