Inevitable. Salir a pasear y
en algunos tramos urbanos bañarte de luz, arriba, en la probabilidad y en el
límite, de emisiones de colores con sus geometrías y dibujos encantadores.
Inevitable, al pasear por calle de La Bola, por Carrera Espinel, despertar este
fragmento de Marguerite Yourcenar, de sus “Cuadernos de notas, 1942-1948.
Peregrina y extranjera”, y maleable con una emoción o con una contracción íntima:
“Todas las luces podrían estar apagadas: las de los buques y las de las calles,
las lamparillas de los enfermos y los cirios de las iglesias. Y las escasas
lámparas que aún arden tiemblan de miedo en el horizonte. En esa completa
oscuridad, cuando se trata para nosotros de morir lo menos posible, nuestra
tarea consiste en recobrar, a tientas, humildemente, la forma eterna de las
cosas.” Inevitable estas letras, las luces plásticas, el deseo de
imaginarlas en lo que no son, en un paseo sin rumbo, ojalá que sin compromiso,
sin plazo ni espera, la fría especulación de un nuevo año en el que hay que
morir lo menos posible. Inevitable.
“INEVITABLE”
© F.J.
CALVENTE.
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