Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



miércoles, 17 de marzo de 2021

"EQUILUX"

 “EQUILUX”

 

 

Esta foto no es de hoy, si bien me permite ilustrar o aludir a lo que hace especial al día de hoy. Dejando a un lado la anécdota de la escena: el vaso de té matinal (con canela), la loza refulgiendo con un manojo de rayos de sol, este que penetraba ayer en mi salón con curiosidad y resolución, incluso el vapor del bebedizo, como las desperdigadas canas en una barba inusual y poco agraciada, relucían en platas, o mejor en hojalatas, con el fulgor níveo que parecía arrastrar la cal de todas las paredes de mi Barrio y del mundo; contrasta este intenso claroscuro como una retórica del “equilux” de primavera. Hoy, miércoles 17 de marzo, de hecho, el día tiene la misma cantidad de horas de luz que de noche. Este fenómeno no tiene nada que ver con el equinoccio que se producirá dentro de tres días. Grosso modo, (porque de esto y de otros muchos temas, Antonio R. Acedo es una garantía en la instrucción de sus detalles y diferencias), en el equinoccio pasan 12 horas entre la salida del sol y su puesta, mientras en el “equilux” se igualan las horas de luz y de oscuridad. Con todo, en la definición del horizonte, con el vivo contraste de la imagen, un equilibrio perfecto y armonioso.

 

 

F.J. Calvente

No hay comentarios:

Publicar un comentario