Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



lunes, 8 de marzo de 2021

LIBROS QUE VOY LEYENDO: "Vestido de novia" de Pierre Lemaitre.

 

“Internet es un supermercado gigantesco que regentan unos asesinos.”

 

 


Refiere la sinopsis editorial de “Vestido de novia” (Alfaguara, 2014) de Pierre Lemaitre: “Sophie Duguet no entiende qué le sucede: pierde objetos, olvida situaciones, es detenida en un supermercado por pequeños robos que no recuerda haber cometido. Y los cadáveres comienzan a acumularse a su alrededor...”

 

Esta es una novela de recámara, pues así llamo a las novelas negras que atesoro en reserva tras alguna decepción anterior con otro producto del género. Y Pierre Lemaitre, con quien he agotado sus novelas de recámara, es toda una garantía y satisfacción. Tomé “Vestido de novia” con ganas, y ya las primeras páginas reafirmaron el agrado, ese particular hormigueo de la intriga, de querer saber más y no parar de leer. Desde el primer momento el autor, sin rodeos, sin contemplaciones, de manera directa e inquietante, nos introduce dentro de una persona, Sophie, bastante perturbada, quien al despertar en su lugar de trabajo mira horrorizada al niño que cuida, este que ha sido estrangulado con los cordones de sus zapatos; estaban solos, la puerta cerrada, no oyó nada, no recuerda nada; huye; pero siguen apareciendo muertos en su fuga… Esta parte resulta frenética, impecable, aterradora. Luego, y tan cierto, la segunda parte decae un poco en la expectativa creada, en el vértigo predecesor de la narración; lo que de otro modo resultaría lógico para poder ensamblar las teselas propias de estos jeroglíficos “negros” en su lugar argumental, pero en ocasiones aquí se hace excesivamente predecible, inadmisible en determinados y notables detalles, esos tópicos y recursos tan vistos, resuena mucho a una forzada conmemoración al suspense de Hitchcock. Con todo, es una novela de ritmo vertiginoso que se lee de un tirón, la que te mantiene en vilo con sus golpes de efecto bien calzados, con esa ansia y agobio que hostiga su trama y de la que... mejor no decir más nada. Quizás, para mí, solo incidir en la fractura que suscita, y lo que hace fascinante al relato, es no saber situar al bien y al mal entre sus pocos personajes, dónde el verdadero mal y juzgarlo.

 

Y al igual que comencé esta reseña u opinión, finalizo con la sinopsis editorial: “No dejes que nadie te desvele nada de esta historia…”

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