Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



lunes, 3 de mayo de 2021

"Gala podría escribir"

 


Y al levantar la cabeza la veo a ella, a Gala, en esa pose abstraída, reflexiva, lejana como una esfinge canina, sentada en el sofá, con su pelo negro y liso refulgiendo en un ramillete de sol que se derramaba con timidez desde el balcón, a su izquierda, con sus ojos endrinos al acecho, contemplando a una musaraña en una noche oscura y abismal. Vista así, a Gala, recordé y requerí unas letras de C.S. Lewis, no de sus "Crónicas de Narnia", de "An experiment in criticism": "Lamento que los animales no puedan escribir libros. Me encantaría aprender cómo son las cosas para un ratón o una abeja, y más aún poder percibir el mundo olfativo de un perro, cargado de información y emoción." Gala se encontraba, de tal modo la apreciaba, en esa afectación ensimismada del escritor, a la caza de una inspiración, acaso retórica, muy literaria; le faltaba, para completar la idealización y escena, la hoja y el bolígrafo en su zarpa, si diestra o zurda no lo sabía, tampoco importaba. Aunque todavía era muy pronto, porque de tenerlos, papel y lápiz, los arrasaría a mordiscos, en una creación deshecha antes de ser escrita y por nosotros leída.


"Gala podría escribir"

© F.J. Calvente 

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