Hoy se reúnen en la Plaza de Colón de Madrid, sí, otra vez, lo más granado del imperio patrio, lo más privilegiado de esta piel de toro “por la gracia de…” Hoy se reúnen, se arrejuntan como así dios los ha criado, para protestar, lo de reivindicar les queda muy a trasmano, para incriminar a los otros que “usurpan” el gobierno de la nación y del que creen, urnas aparte, mojigangas democráticas tan insolentes, les pertenece de derecha o por derecho natural, como una comisión por concesión pública en esa faltriquera corrupta con B de Bárcenas, tránsfugas al por mayor y al caso… No vayan a suponer que, en loas del interés común, a cuanto y de verdad preocupa o debería preocupar a los españoles, del bienestar de los ciudadanos de este país, estos personajes del histrionismo nacional, van a manifestarse, a elevar la voz hasta un alarido de desgarro, a comprometerse sin reembolsos, en solucionar, por ejemplo, el oligopolio de las eléctricas, en evitar cómo éstas esquilman los bolsillos de los españoles mientras llenan los suyos, a bajar la factura de electricidad y ni pensar en la temeridad de nacionalizar o propugnar una gran compañía pública de energía que regule el suministro energético… No, por favor, que ya algo de esto propuso el demonio, aquel de coletas que se fue y dejó las llamas de los siete infiernos de Dante, y otros fuegos venezolanos, como suplicio de la gente “de bien,” … de los bien pertrechados. No, estos no se concentrarán para concordar, hacer más justo, proteger al ciudadano de los excesos empresariales por el consumo eléctrico; ni tampoco van a manifestarse para defender sin ambages la sanidad pública, dotarla con más recursos y a que sea más eficiente, o una educación pública superior, o establecer más y mejores mecanismos para proteger a los más desfavorecidos… No seamos tan crédulos, por favor, porque se manifiestan para arrojar al gobierno sus odios intestinos, sus tributos lesos por las urnas que auparon a los nefandos socialistas y comunistas al poder, y que ahora toman forma, como podría serlo de otras maneras diferentes de desgaste, los hechos cantan con desafino, con el tema del posible, sí posible, indulto a los presos por el “procés” catalán.
Porque en esto, como
en todo a lo largo de estos pocos años largos y cansinos, además de entorpecer
cuanto pudieran entorpecer de los otros en el Gobierno, de poner palos en las
ruedas de esta bicicleta llamada España y en momentos tan duros como estos pandémicos,
cuanto peor para todos, mejor para ellos, o ya lo sentenció don Mariano, Rajoy:
"Cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para
mí el suyo beneficio político". En todo este negro intervalo de afrentas y
polémicas, no han aportado nada, no han compartido de haberlas sus propuestas,
sus verdaderas intenciones, sus objetivos, sus medidas, ni arrimar el hombro
para solucionar estos graves problemas, sus luchas, sus soluciones y esperanzas…
Nada, no han contribuido a nada, ni siquiera con el esfuerzo, las ganas, o solo
sus ganas para erosionar exclusivamente a un gobierno donde no están ellos. Y
así, hoy blanco y mañana negro, digo y me desdigo, “donde dije digo, digo Diego”,
se haga o no se haga todo siempre estará muy mal, irreversiblemente caótico; y
sobre todo incendia, odia, miente y malmete que siempre algo queda, en estos
casos mucho, y a río revuelto, ganancia de pescadores, o de los que siempre han
sostenido la caña y no quieren compartirla. Nada, no han aportado nada. Puesto
que no pretenden o nada tienen que ofrecer a lo ya por los otros implementado o
desarrollado. Y en esto de la problemática o mejor conflicto sobre los posibles
indultos del “procés”, del mismo modo no han ayudado o participado en nada, en otra
manera de conducir o efectuar las cosas. No, solo la hostilidad, la aversión, contribuyendo
al despegue del nacionalismo independentista, a armarlo, forjarlo más fuerte,
enquistado y casi imposible de truncar o de disolver con la lógica y el sentido
común de unos tiempos que lo contradicen.
La política, al fin y
al cabo, se basa u obliga en la estrategia, además de en el consenso y en la
vocación de servicio. Y esto de una posible concesión del indulto a los actores
protagonistas de aquel irrazonable 1 de octubre catalán, a los que están en
prisión, no a los Puigdemont y otros prófugos de la justicia que viven a cuerpo
de rey, valga el ejemplo, ha significado, en primera instancia, un difícil
problema de afrontar para los propios independentistas. Divide y vencerás, pero
no lo quieren entender porque supondría dar méritos a un Gobierno que todo,
según ellos, lo concibe mal. De hecho, la división entre los independentistas
ya está servida en un plato de difícil entrada, es un hecho definitivo, pues unos
aceptan la concesión del indulto, ERC, tras renunciar a los que los llevó a la
cárcel, a esa autodeterminación unidireccional, a cambio de un proceso de
diálogo continuado; mientras los otros, los más reaccionarios y próximos a los
que se manifiestan hoy en Colón, Junts, no admiten los indultos porque, aun
siendo de lo más manido en la historia y épica de los sinsentidos de la política,
dejarían de ser víctimas, mártires de una causa divina e incluso ancestral, atropellados
por el opresivo estado español y, por tanto, perdiendo la única, no hay otra,
baza que los reafirma en el crédito de un pueblo que se siente provocado y en
el extraño sentir allende las fronteras. Jalean lo abstracto, la tierra, lo
propio, lo reservado, la persecución, la bandera, y todo lo demás sobreviene
por sí solo, sobre ruedas, ni pintado. Los extremos se tocan, ¿verdad? Dictaminar
un posible indulto a estos que permanecen en la cárcel por el “procés”, ha sido,
por parte del Gobierno, una sugerencia y cuestión perspicaz, inequívoca, inteligente,
de importante estrategia política, de consenso de peso; y en lo que todos, todos
los que verdaderamente tendrían que estar en una línea sensata de normalidad y
en aras de solucionar el atolladero y no propiciarlo, a la altura de lo que se
espera de ellos, deberían de asumir y garantizarlo. Diálogo, mucho diálogo.
Política, mucha política.
Aunque este Gobierno,
por otro lado, también tiene sus “cosas” en otros contextos, también desbarra, como
ese no entenderse en su mirar a otro lado, la demora por no abolir la injusta
medida tomada por el PP, por Rajoy, sobre los peajes eléctricos, la Ley del
Sector Eléctrico, del sistema de subasta que rige en el mercado eléctrico y
que, en parte, viene determinado por la previsión de consumo que se pueda hacer
en un día… y que tanto empobrece en la actualidad a los españoles. O incluso
reclamar o dilucidar esos otros indultos de guante blanco cuando gobiernos
anteriores “rescataron” a los bancos con el dinero de todos… Terminar
definitivamente con esas piedras que obstaculizan el cierre de las puertas giratorias.
No, hoy en Colón, la
derecha sigue en sus trece más obtusas de amplificar el conflicto, el incendio,
lo peor para todos pero mejor para ellos… Sin olvidar las conexiones, los puentes
que clarifican mucho de cuanto viene exponiéndose en esta realidad española
asentada en el instinto, en las tripas y en indigestiones insustanciales. De
hecho, esos de la foto en Colón, enervan a una cruenta cruzada contra los que
rompen España, ¡Santiago y cierra España!, contra los que ciertamente transgredieron
la ley, llevando las urnas y autodeterminación fuera, proclamando y derogando lo
que ni ellos creían, los que llevan tiempo en la cárcel por ello. Pero se
olvida con cinismo de cómo anteriormente no importó que se indultara, en 1983,
en tiempos del hoy todavía consejero de Gas Natural, Felipe González, al General
Armada, condenado a 30 años de cárcel por ser uno de los artífices no por
llevar urnas para que la gente, ilícitamente, votara la independencia en la
calle, no, sino por llevar tanques y soldados a las calles para liquidar la
democracia e imponer la dictadura, un golpe de estado, aquel 23-F, en toda regla;
o luego, asimismo no importó que en la devolución del anterior favor, Aznar, en
la actualidad todavía consejero de Endesa, 200.000 euros que se embolsa además
de la pensión vitalicia por expresidente del Gobierno, y autor de la
privatización de las eléctricas, indultara a Vera o Barrionuevo por una
organización criminal que derramó sangre desde las cloacas del estado. Más: Hoy
verán a Casado desgañitándose contra la posibilidad de los indultos o incluso a
que el Gobierno dialogue con ERC, una traición a la Patria, señalará, y sin
rubor él puede juntarse con el dirigente marroquí que reclama la incorporación
de Ceuta y Melilla a su territorio, señalando a España como enemigo, sin que
esto no suponga una deslealtad al país. De Arrimadas o Ciudadanos no vamos a
decir nada, afirmados en su suicidio agónico por contextos y derrapes a la derecha
como estos. De Vox…, la inteligencia tiene sus límites y más la decencia. De
los descerebrados de esa Fundación Francisco Frankenstein… perdón, Franco, lo
otro es un grupo musical y muy bueno, dejémoslos con sus negras morriñas, igual
que a los despechados frenopáticos del 78… Nada. Como nada pasó cuando Aznar, Casado
ya echaba los dientes ahí, negociaba con ETA y a quien llamaba Movimiento Vasco
de Liberación; ídem con los “dame y yo te doy” con Pujol, cuando este decía
aquello de “España nos roba a los catalanes” y a resultas era él quien robaba a
España y a Cataluña, Casado ya hacía sus pinitos… En fin…, “cuanto peor, mejor”,
mejor para ellos.
A fin de cuentas, curioso,
o paradójico, como hoy, en la Plaza de Colón, se reúnen quienes dividen a los
españoles, quienes, en verdad, con su actitud y por intereses propios, rompen a
España.
“Los que rompen a España”
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