“Lo peor de los poemas es que no
responden a sus propias preguntas.”
Con la “opera prima”
de Deepa Anappara, “Los detectives de la línea morada” (Ediciones Destino, 2021)
no me influyó a interesarme y leerla sus ridículos reclamos editoriales, en
este caso si en la línea o con la vitalidad de “Quién quiere ser millonario” y
la originalidad de “La vida de Pi” o “El curioso incidente del perro a
medianoche”, no. Sí, en cambio, me estimuló el hecho de que su autora, por su
trabajo de periodista en la India, escribiera de unos hechos trágicos y reales,
experimentados, lo cual se nota, se siente en la autenticidad de la historia y
en las emociones que cargan sus tintas. Asimismo, sobre todo, tener ante mí una
perfecta semblanza de la terrible situación social de la India, donde más de
180 niños desaparecen a diario y sin que merezcan noticia o inquietud, solo la
de unos sucesos no resueltos, invisibles, y de un dolor difuminado en la
injusticia y en la indiferencia de una sociedad de abismales desigualdades, de
corrupción, necesidad y odios religiosos. Deepa Anappara consigue recrear afinadamente
este terrible escenario social indio, incentivado por un misterio también
marginal, y a través de la mirada y la voz de unos niños aun permeables en sus
ansias de conocer el mundo, de ir en la búsqueda de sus sueños; inmarcesibles todavía
frente a la miseria del entorno, a la falta de perspectivas y bienestar, dando
rienda suelta a sus fantasías, a sus ilusiones, a sus aventuras contra la
resignación, a imponer su sinceridad en la mentira de su oscuro y triste
entorno. Un relato, aunque en ocasiones sea cargante, conmovedor, fuerte,
único.
Sinopsis:
“Pasadas las calles de
un mercado repleto de gente, perros y rickshaws, debajo de un cielo lleno de
humo y ya al final de la línea morada de metro, hay un revoltijo de casas con
techos de hojalata donde Jai, de nueve años, vive con su familia. Desde su
puerta puede ver las luces brillantes de los elegantes rascacielos de la
ciudad, que para él parecen estar a miles de kilómetros de distancia.
Jai es fan absoluto de
los reality shows de policías, así que cuando un compañero de clase desaparece,
él decide buscarlo y emplear las habilidades para resolver crímenes que ha
aprendido de la televisión.
En su investigación,
Jai y sus amigos Pari y Faiz se aventurarán en algunas de las partes más
peligrosas de la ciudad, pero los niños continúan desapareciendo, y el trío
debe enfrentarse a padres aterrorizados, una fuerza policial indiferente y
djinns que arrebatan el alma para descubrir la verdad. A medida que las
desapariciones se acercan cada vez más a sus casas, las vidas de Jai y sus
amigos cambiarán para siempre.”
“Ahora Runu-Didi parece mucho mayor,
como si tuviera secretos que yo no pudiera ni imaginar.”
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