Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



miércoles, 14 de julio de 2021

LIBROS QUE VOY LEYENDO: "Los detectives de la línea morada" de Deepa Anappara.

 

“Lo peor de los poemas es que no responden a sus propias preguntas.”

 


 

Con la “opera prima” de Deepa Anappara, “Los detectives de la línea morada” (Ediciones Destino, 2021) no me influyó a interesarme y leerla sus ridículos reclamos editoriales, en este caso si en la línea o con la vitalidad de “Quién quiere ser millonario” y la originalidad de “La vida de Pi” o “El curioso incidente del perro a medianoche”, no. Sí, en cambio, me estimuló el hecho de que su autora, por su trabajo de periodista en la India, escribiera de unos hechos trágicos y reales, experimentados, lo cual se nota, se siente en la autenticidad de la historia y en las emociones que cargan sus tintas. Asimismo, sobre todo, tener ante mí una perfecta semblanza de la terrible situación social de la India, donde más de 180 niños desaparecen a diario y sin que merezcan noticia o inquietud, solo la de unos sucesos no resueltos, invisibles, y de un dolor difuminado en la injusticia y en la indiferencia de una sociedad de abismales desigualdades, de corrupción, necesidad y odios religiosos. Deepa Anappara consigue recrear afinadamente este terrible escenario social indio, incentivado por un misterio también marginal, y a través de la mirada y la voz de unos niños aun permeables en sus ansias de conocer el mundo, de ir en la búsqueda de sus sueños; inmarcesibles todavía frente a la miseria del entorno, a la falta de perspectivas y bienestar, dando rienda suelta a sus fantasías, a sus ilusiones, a sus aventuras contra la resignación, a imponer su sinceridad en la mentira de su oscuro y triste entorno. Un relato, aunque en ocasiones sea cargante, conmovedor, fuerte, único.

 

 

Sinopsis:

 

“Pasadas las calles de un mercado repleto de gente, perros y rickshaws, debajo de un cielo lleno de humo y ya al final de la línea morada de metro, hay un revoltijo de casas con techos de hojalata donde Jai, de nueve años, vive con su familia. Desde su puerta puede ver las luces brillantes de los elegantes rascacielos de la ciudad, que para él parecen estar a miles de kilómetros de distancia.

 

Jai es fan absoluto de los reality shows de policías, así que cuando un compañero de clase desaparece, él decide buscarlo y emplear las habilidades para resolver crímenes que ha aprendido de la televisión.

 

En su investigación, Jai y sus amigos Pari y Faiz se aventurarán en algunas de las partes más peligrosas de la ciudad, pero los niños continúan desapareciendo, y el trío debe enfrentarse a padres aterrorizados, una fuerza policial indiferente y djinns que arrebatan el alma para descubrir la verdad. A medida que las desapariciones se acercan cada vez más a sus casas, las vidas de Jai y sus amigos cambiarán para siempre.”

 

 

“Ahora Runu-Didi parece mucho mayor, como si tuviera secretos que yo no pudiera ni imaginar.”

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