La noche. Alameda del Tajo. Un corto itinerario por un volatil otoño, por un porfiado estío, en los límites de mañana. La fotografía de Inés Calvente, mi hija. Magia. Late el silencio. Oigo. Una melodía, como la nostalgia de las hojas que caerán, de los secreteos en la venidera hojarasca. Unas letras de Sabina, incisas, como esquirlas de la luz de las farolas que hienden la oscuridad: "Sufrí, dudé, perdí… prófugo de un dolor que aún existe, llevo muchas noches celebrando la impúdica belleza de estar triste.” Conmemoro también, con hondo suspiro, este pulso de estar vivo.
"PRÓFUGO"
F.J. CALVENTE.
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