Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



sábado, 19 de noviembre de 2022

"¡SALUD!"

 


"Es a Ronda a donde habría que ir, (...) La ciudad entera y sus alrededores son un decorado romántico. (…) Bellos paseos, buen vino, excelente comida, nada que hacer…" 


Escribió Ernest Hemingway en "Muerte en la tarde" (1932). Sí, el escritor, premio Nobel de Literatura (1954), de quien por sentirse atraído por las corridas de toros y su exótica parafernalia, que no metafísica, concitado por un sentimiento de autodestrucción y miedo acaso mítico, no significa y por tanto no puede apreciársele de matador o apologista taurino. Solo novelista, maestro de las letras, más encomiable y heroico por su creatividad que de la otra barbarie destructiva.


Aprovechando el párrafo de Hemingway, hoy me quedo con esto de Ronda... y su buen vino. Tinto como este Cortijo Panta. ¡Salud!


"¡SALUD!"

F.J. Calvente.

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