Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



miércoles, 22 de marzo de 2023

"¡Por Manitú!"

 Y digo yo:


Que lo mismo tendríamos que pedir ayuda y consejo al jefe Sioux Jake Nube Roja, sí, ese de la foto de abajo, para entender a la política o, específicamente,  a las maneras de ciertos políticos (o presuntos, obvio) en su ruido, desorden y ambigüedad, en una Ronda más cercana a un dormido romanticismo decimonónico que de un progreso de vanguardia, de ahora o de lo que nos toca al hambre y la ilusión. No hay quien los comprenda o los excuse, a los políticos de aquí, ni forma; de ahí la condescendencia con el gran guerrero indio y antiguo, estando ausentes, o dedicados a lo importante, a la consciencia universal, Firnas, Abul Beka o Espinel, Peinado, Pérez-Clotet o Cayetano Arroyo, en la búsqueda de un sentido común a esta política de ciertos políticos que no vemos por sitio alguno; y ya no solo por el caso último de controversia o fe de erratas entre los del solio máximo de Duquesa Parcent y la Junta de la Hermandad de la Virgen de la Paz, que también, todo por un sordo e incluso frívolo quítame de allá unas pajas o recreaciones en la calle hasta el sábado o era el domingo de mediados de un mayo huérfano de Legión y deportistas y ecos de prestigio. La reivindicación del sentido común que imploramos nos guíe Nube Roja, como si este se tratase de una peculiar reencarnación, no 100X100, conste, de Isa Barriga en su memorable arenga programática al, precisamente, abogar por el sentido común en la política o entre los políticos de la Ciudad del Tajo, inclusive o tanto monta...  Con todo, el propio jefe Sioux nos da ya la solución, toda solución, al asunto y al contexto; y la cual, por fácil, evidente y aséptica, no se presta a la atención, conocimiento o regla: la pipa de la paz, por supuesto. El sentido común que fluye tras fumar la pipa de la paz, o lo que viene a ser de un diálogo honesto y sincero; más entre políticos que deberían legitimarse por su capacidad y voluntad de tender puentes, de encauzar la diversidad, asentar acuerdos, de legitimar un interés común, y no de una defensa única de bandería o de eliminar al otro en pseudónimas guerrillas de descalificación. ¡Por Manitú!




F.J. Calvente.


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