Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



lunes, 30 de septiembre de 2024

"TARDES DE SOLEDAD"

 Polémico. Polémico, leo en todas las críticas de cine sobre el documental (que no película, film o "largo") "Tardes de soledad" (¡Atención al título!) de Albert Serra, ganador de la "Concha de Oro" del prestigioso Festival de Cine de San Sebastián. Polémico documental, no película, sobre el matarife peruano Andrés Roca Rey en su oficio de exterminio placentero de toros. Y si es un documental polémico lo será por controvertido, controvertible, discutible, controversial. Y leo: "El documental no rehúye mostrar el lado más crudo de la tauromaquia, con primeros planos sangrientos que reflejan el sufrimiento del animal, así como los rituales y la masculinidad de su cuadrilla".


Luego, con Camela enlatada en una pista de coches de choque y cara de correrse, también veo en el feisbú (aquí si es Facebook) a esos recalcitrantes y desintegrados espontáneos taurómacos, con perdón, en su habitual y cansina confusión o mejor distorsión de la realidad, del sentimiento o de lo sensible, y de lo verdadero, mezclar "churras con merinas", al cine con la tauromaquia, con perdón, o al cine como tauromaquia o sadismo del daño y muerte por diversión de un ser vivo; incorporando a este documental, no película, (y siquiera aquellos sin verlo) a esa aberración sangrienta para enaltecerla como arte y cuando arte es el cine (una de las siete bellas Artes, con mayúscula, junto a la pintura, escultura, arquitectura, música, danza, literatura ) y no la tauromaquia, con perdón. Normal que por mucho que se apretujen las meninges, no consigan al menos provocar esa sinapsis neuronal, una, que les permita diferenciar al cine (y del mismo modo con las otras Artes) de ese circo cruel de matanza de toros; ni ellos son de Fotogramas o Carlos Boyero, ni el director Serra es torero, ni los cámaras banderilleros, ni el realizador un "picaor", ni el documental, no película, con sus indudables méritos o valores cinematográficos, justifica o dignifica o engrandece a ese brutal espectáculo de tortura y muerte en un coso y no sala de proyecciones. Porque también hay documentales, magistrales documentales, sobre el holocausto nazi, o sobre el actual genocidio palestino, y no tienen que expresar o reivindicar un enaltecimiento o necesidad de los mismos. ¿Verdad?


Por último, una magnífica sugerencia al hablar de cine y de tauromaquia o despiadada fiesta, indistintos, es convertir las plazas de toros en cines de verano y donde disfrutar, sí, con fruición y no sadismo, de películas o documentales como este polémico "Tardes de soledad".





F.J. Calvente.


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