Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



miércoles, 2 de octubre de 2024

"HOY BUSCO ESA OTRA FERIA DEL BARRIO"

 


Agranda la puerta, Padre

porque no puedo pasar;

la hiciste para los niños,

yo he crecido a mi pesar.

Si no me agrandas la puerta,

achícame por piedad;

vuélveme a la edad bendita

en que vivir es soñar.

Gracias Padre, que ya siento

que se va mi pubertad;

vuelvo a los días rosados

en que era hijo no más...”


(Miguel de Unamuno, “Cancionero”).



Dame tu mano o acompáñame a buscar... Quiero contarte, sea por esta ventana virtual y no por la entornada de un programa de Feria como me gustaría, mi búsqueda. Esta que aquí, en nuestro Barrio, en nuestro hogar, jamás fue ciega y secreta; aunque ahora sea despreciada, desterrada de ahí por acaso un imperativo municipal, y duele ante la permisividad y sigilo de mis hermanos y vecinos, por una dedicación e historia tirados al olvido y miseria, por un ajuste de cuentas político o frívolo, ajeno, y por fatuas conquistas personales de a los que, por desgracia, veo y porque ellos me miran desde la otra acera de una calle o arteria. Mi búsqueda y quizás una despedida, definitivas. Si bien, siempre: ¡Viva la Feria del Barrio! ¡Viva San Francisco!



De estas calles que ahondan el poniente,

una habrá (no sé cuál) que he recorrido

ya por última vez, indiferente

y sin adivinarlo, sometido


a quien prefija omnipotentes normas

y una secreta y rígida medida

a las sombras, los sueños y las formas

que destejen y tejen esta vida.


Si para todo hay término y hay tasa

y última vez y nunca más y olvido

¿Quién nos dirá de quién, en esta casa,

sin saberlo, nos hemos despedido?”



Dame tu mano o acompáñame a buscar…. Importan no estas letras, ni yo, ni tú, ni los de esos “Saluda”, solo importa la búsqueda; porque a través de ella nos encontraremos, nos reconoceremos, en el hecho de ser Barrio. Porque aquí buscar, más absoluto de lo que Pizarnik escribió, “no es un verbo sino un vértigo”. Buscar esa candela, esa musiquilla, el rastro de esos pies bailando junto a otros que les pertenecen en la caseta, ese pellizco adentro que cierra los ojos y los despampana de apego e identidad, esas hojas que con languidez caen de los árboles de la alameda, ese humilde olor de los primeros fuegos y de misterios que se renuevan, o de aquel estiércol en las empedradas calles de las bestias, esas sonrisas, esas lágrimas, esa trascendencia o momentáneo remedio contra la adversidad, el altivo patrón, San Francisco de Asís, mirando las estrellas, esos mareos de la ola o de la puntería en el tiro pichón o del golpe de los coches-choque en la espalda, esa dulzura del turrón y del algodón, del arroz que llena y del chocolate con galletas, esas bienvenidas y abrazos, esa sinceridad y cobijo, ese calor retenido en los poyetes de la plaza, donde no se desenvuelven esperas sino esperanzas, ese palpitar del corazón como quien oye en el fluir del caño del pilar su leyenda, su invitación, ese escaparate de nostalgia u homenaje a nuestros mayores en su comida, de las cosas que entre todos se pensaron y con fantasía se realizan, en el Barrio, “no barriada, alcaldesa”, único barrio con relato y seña … Buscar la esencia, la tradición, el sentimiento, la emoción, la conmoción… Buscar la Feria del Barrio hoy en esta Feria del Barrio.



Hay en el Sur más de un portón gastado

con sus jarrones de mampostería

y tunas, que a mi paso está vedado

como si fuera una litografía.


Para siempre cerraste alguna puerta

y hay un espejo que te aguarda en vano;

la encrucijada te parece abierta

y la vigila, cuadrifronte, Jano. (*)


Hay, entre todas tus memorias, una

que se ha perdido irreparablemente;

no te verán bajar a aquella fuente

ni el blanco sol ni la amarilla luna.


No volverá tu voz a lo que el persa

dijo en su lengua de aves y de rosas,

cuando al ocaso, ante la luz dispersa,

quieras decir inolvidables cosas”.



Buscar, porque ya no es solo un acto de dejarse llevar. Porque no es esta la misma Feria. Mi búsqueda no es crítica, tampoco silenciosa, ni sumisa, sino exigida y en cierta manera desahogada; no es poner los puntos sobre las íes, acaso un aviso por lo que pueda venir mañana, de volver la mirada atrás y ver, y sentir, y recuperar ese palpitar de los prolegómenos y desarrollo o de cómo se hacía y acumulaba la fiesta, se disfrutaba, y al terminar, con las primeras rebecas cubriendo la piel desnuda, con más noche que día, con el otoño que solo entonces se presentaba, echarla en falta. No, no es la misma Feria, y temo que a medida que se ahonde en esta pauta o dinámica no se reconozca, se pierda; probablemente por indiferencia, por cansancio, porque ya no quede nadie para reivindicarla, para buscarla, por cómplice silencio o por obediencia o porque al fin y al cabo todas las fiestas son idénticas, donde interesan el ruido, consumir sin mesura, la diversión sin expectativa y el extravío sin nada. Desde que existe una institucionalización rigurosa o potestad consistorial sobre la Real Feria y Fiestas del Barrio San Francisco, de yugo y tajo en la edición previa que alentó el distanciamiento y enfrentamiento entre las dos convivencias del Barrio, Asociación y Hermandad, su imposición, sus maneras, contribuyeron a cuanto es hoy, entre otras relaciones, nuestra Feria, y en lo que no voy a perder mi tiempo ni literatura en contravenir ni secundar. Allá quienes así lo quieran con su conciencia. Buscar la memoria, agradecerla y despedirla con vacíos, con fracturas. Adiós al recuerdo, a esas comisiones de fiestas donde se diluían intereses o pertenencias, a Asociación y Hermandad, donde todos eran uno por sacar adelante la Feria, invariablemente con enormes dificultades y confianzas en superarlas y de hecho se superaban; donde, entre todos, se decidía el cartel o ventana y programa, a las letras, dibujos, fotografías... de los que anhelaban volcar su sentimiento en sus páginas, de las imágenes o ilustraciones necesarias, no el ramillete de las que veo este año y del que sobran algunas y narcisistas y faltan otras y tiernas como la del vecino o persona distinguida y las de otras personas que lo dan todo por la festividad; del reparto de publicidad para sufragar esta y otra cosa; de no llenársenos la boca con “preservar nuestras tradiciones” para ahí mismo, en la programación presente, vulnerar hasta los días oficiales de la Real Feria y Fiestas: desaparece el 2 de octubre y ni mención o recuerdo a la esencia, al origen, a la Tradicional Feria de Ganado … En esas comisiones de fiestas, sí, todos a una. Hoy, afortunadamente, cabalmente, es otra la relación entre Hermandad y Asociación, mejor avenida; pero como expresa el poema de Lispector, “Entre dos notas de música existe una nota,/ entre dos hechos existe un hecho,/ entre dos granos de arena por más juntos que estén/ existe un intervalo de espacio,/ existe un sentir que es entre el sentir/ (...)/ está la línea de misterio y fuego…”, o lo que viene a decir con “ustedes a lo vuestro y nosotros a lo nuestro, y aquí paz y después gloria”. De ahí mi compromiso, y hambre, y pasión, por buscar las raíces y matices de esas otras ferias… más ceporreras.



¿Y el incesante Ródano y el lago,

todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?

Tan perdido estará como Cartago

que con fuego y con sal borró el latino.


Creo en el alba oír un atareado

rumor de multitudes que se alejan;

son lo que me ha querido y olvidado;

espacio, tiempo y Borges ya me dejan”.



Ya me dejan y me voy, de tu mano o al menos oído, a buscar, porque todavía o a pesar de todo si se busca, se encuentra; a buscar afuera, en este otoño que comienza, en esta Real Feria, rescoldos de adentro, emoción, sentimiento, o milagro que valga o merezca la vida en el Barrio con sus rutinas y entretelas. Por ejemplo, cuando vea subir al escenario al “Vecino(a) Distinguido(a)” y me mire en su espejo. Por favor, disfruten de la Feria o de nuestra Feria.



F.J. CALVENTE.




(*) Cuadrifonte Jano: En la antigua mitología romana, Jano es el dios de los comienzos, las transiciones, las puertas y el tiempo. Usualmente se representa con dos caras, una mirando al futuro y la otra al pasado. Poema “Límites”, de “El otro, el mismo”, de Jorge Luis Borges.

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