Y digo, o mejor pregunto, yo:
¿De qué le sirve al Ayuntamiento de Ronda gastar, dilapidar casi 42.000 € (IVA y "comisiones" incluidos) en una lona publicitaria y por 2 semanas de "colocación" en Madrid, pregonando la excelencia turística de la "ciudad soñada", cuando aquí se vulneran o groseramente se descuidan nuestros reclamos y valores más propios y sencillos, nuestra belleza y esencia?
Imagínense a un turista, seducido y llamado por la imagen y mensaje de la super-lona rondeña en los "madriles" de la Ayuso, llegar a Ronda, por ejemplo a calle Benarrabá del Barrio San Francisco, casco histórico, a un entorno humilde y característico, y estupefacto observar cómo para prohibir el estacionamiento en el primer y hasta mediación del segundo de sus tramos, de manera inconsciente, brutal, se han pintado en sus márgenes dos bien gruesas y llamativas líneas amarillas como si se tratara del balizamiento de una terminal aérea, afeando, ensuciando de modo doliente, enojoso, el sincero encanto de la callejuela, cuando lo más práctico, y económico, por descontado inteligente, hubiera sido una simple señal de tráfico o un discreto cartel informativo. El turista cabeceará, suspirará, incluso sonreirá con resignada piedad, ciertamente decepcionado pensará: "Ronda is different" o "No me esperaba esto en un pueblo que no debería ser como otro pueblucho".
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