Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



domingo, 21 de septiembre de 2025

"LA SOMBRA DE UN SUEÑO"

 "Quien se queda mucho tiempo mirando a los sueños, termina pareciéndose a una sombra", escribió André Malraux. Y más cuando no haces nada, ¡mírate!, sentado, asentado en la comodidad del diario, de la simplicidad de la rutina, de la molicie sin sobresaltos, en esa llamada "zona de confort", artificial, de plásticos, la que es tu mayor engaño, tu muerte en vida, sin significados. Y así miras sin mirar el paso de las noches en días, el rastro del sol por tu piel, su tibieza o esperanza, lo que tenga que susurrarte el viento, cómo llena los huecos o los vacíos en su progreso, inadvertido de los límites de la noche al no querer abrir los ojos, sin mirar arriba, en absoluto y a lo absoluto... Sin levantarte, ponerte en pie y dar el primer paso de otros en su suerte. Sin abrir la puerta y salir, aunque también lo puedas hacer adentro, a la busca o mejor reencuentro con tus ensueños, fantasías y milagros, o con aquellos reflejos de cuando una vez fuiste, fuiste tú, o la promesa más sincera, o un compromiso con tu ser verdadero. La sombra también forma parte de tu esencia, con sus aristas y miedos, pero debes decidir su acomodo.



📷 Dominic Dähncke.

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