Ayer domingo, un ocaso de desgarrones escarlatas despidió a la Feria del Barrio. La belleza desgarra. La diversión desgarra. El afecto desgarra. La pérdida, cualquiera, desgarra. El recuerdo... ¿Cómo era Murakami?... “Un recuerdo es algo que te caldea el cuerpo por dentro, pero que, al mismo tiempo, te desgarra por dentro con violencia.” El adiós también desgarra; aunque jamás nos despidamos de cuanto, por belleza, diversión, afecto, pérdida, recuerdo o nostalgia, desgarra.
Aquí estoy...
Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.
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